Hoy, celebrando a los Arcángeles, "vemos" el
cielo. Un ángel es una criatura que está en la presencia de Dios. Los tres
nombres de los Arcángeles —Miguel, Gabriel, Rafael— acaban con la palabra
"El", que significa "Dios". Así, pues, Dios está inscrito
en sus nombres, en su naturaleza. Su ser es estar "en Él" y
"para Él". Además, son sus "mensajeros": llevan a Dios a
los hombres; abren el cielo y, así, abren la tierra.
Miguel defiende la causa de la unicidad de Dios (sólo Dios
es Dios) contra la presunción del "dragón" (que intenta continuamente
desacreditarle ante los hombres) y, además, nos protege. Gabriel es el
mensajero de la encarnación de Dios: llama a la puerta de María y, a través de
él, Dios mismo pide a María su "sí". Rafael se nos presenta como el
ángel a quien está encomendada la misión de curarnos la "ceguera" de
lo divino, causada por el materialismo.
—Santos Arcángeles, defendednos para que podamos
permanecer en el amor de Dios.
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