Día litúrgico: Viernes XXIV del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Lc 8,1-3): En aquel tiempo,
Jesús iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del
Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido
curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la
que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de
Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.
Comentario: Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells
(Salt, Girona, España).
Jesús iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando
la Buena Nueva del Reino de Dios
Hoy, nos fijamos en el Evangelio en lo que sería una
jornada corriente de los tres años de vida pública de Jesús. San Lucas nos lo
narra con pocas palabras: «Jesús iba por ciudades y pueblos, proclamando y
anunciando la Buena Nueva» (Lc 8,1). Es lo que contemplamos en el tercer misterio de Luz del Santo Rosario.
Comentando este misterio dice el Papa Juan Pablo II:
«Misterio de luz es la predicación con la que Jesús anuncia la llegada del
Reino de Dios e invita a la conversión, perdonando los pecados de quien se
acerca a Él con fe humilde, iniciando así el misterio de misericordia que Él
continuará ejerciendo hasta el fin del mundo, especialmente a través del sacramento
de la Reconciliación confiado a la Iglesia».
Jesús continúa pasando cerca de nosotros ofreciéndonos sus
bienes sobrenaturales: cuando hacemos oración, cuando leemos y meditamos El
Evangelio para conocerlo y amarlo más e imitar su vida, cuando recibimos algún
sacramento, especialmente la Eucaristía y la Penitencia, cuando nos dedicamos
con esfuerzo y constancia al trabajo de cada día, cuando tratamos con la
familia, los amigos o los vecinos, cuando ayudamos a aquella persona necesitada
material o espiritualmente, cuando descansamos o nos divertimos... En todas
estas circunstancias podemos encontrar a Jesús y seguirlo como aquellos doce y
aquellas santas mujeres.
Pero, además, cada uno de nosotros es llamado por Dios a
ser también “Jesús que pasa”, para hablar —con nuestras obras y nuestras
palabras— a quienes tratamos acerca de la fe que llena de sentido nuestra
existencia, de la esperanza que nos mueve a seguir adelante por los caminos de
la vida fiados del Señor, y de la caridad que guía todo nuestro actuar.
La primera en seguir a Jesús y en “ser Jesús” es María.
¡Que Ella con su ejemplo y su intercesión nos ayude!
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