miércoles, 10 de septiembre de 2014

Las "Bienaventuranzas", paradojas del cristiano


Hoy, Jesús llama repetidas veces "bienaventurados" a sus discípulos. Las "Bienaventuranzas" son palabras de promesa, que sirven al mismo tiempo como orientación moral. Cada "bienaventuranza" describe, por así decirlo, la situación fáctica de los discípulos de Cristo: son pobres, están hambrientos, lloran, son odiados, perseguidos... Son como "calificaciones" prácticas, pero también indicaciones teológico-morales.

A pesar de la situación de amenaza en que Jesús ve a los suyos, ésta se convierte en promesa cuando se la mira con la luz que viene del Padre. Para el discípulo, las "Bienaventuranzas" son una paradoja: se invierten los criterios del mundo apenas se ven las cosas desde la escala de valores de Dios. Las "Bienaventuranzas" son promesas en las que resplandece la nueva imagen del mundo y del hombre que Jesús inaugura, y en las que "se invierten los valores".

—Cuando "miro" a través de ti, Señor, entonces vivo con nuevos criterios, empiezo a "tocar" algo de lo que está por venir (el Cielo) y entra la alegría en la tribulación.

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