sábado, 20 de septiembre de 2014

Desde la Cruz, Dios nos "abre los ojos y los oídos"


Hoy, oída la "Parábola del sembrador", los discípulos preguntan al Maestro por su significado. A través de una respuesta enigmática, les dice por qué habla en parábolas a la gente. En el núcleo de esa respuesta se encuentran unas palabras casi irónicas, inspiradas en Isaías.

El profeta había "fracasado" porque su mensaje no era "políticamente correcto". Pero, a través de este mismo fracaso, sus palabras resultaron eficaces. Es el mismo destino de Jesucristo: la Cruz, de la cual brota una gran fecundidad. Ahí la "Parábola del sembrador" es muy ilustrativa. El tiempo de Jesús es el tiempo de la semilla y de la siembra. Jesús mismo es el grano que, "fracasando" en la Cruz, morirá dando mucho fruto. Siendo elevado en la Cruz —tal como había predicho— atraería a todos hacia Él.

—Jesús, contigo el "fracaso" de los profetas aparece bajo otra luz: tu Cruz es el modo de conseguir que todos los ojos y oídos se abran a Dios.

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