Mártir adolescente.
Martirologio Romano: San Pancracio, mártir, que,
según la tradición, murió también en Roma en plena adolescencia por su fe en
Cristo, siendo sepultado en la vía Aurelia, a dos miliarios de la Urbe. El papa
san Símaco levantó una célebre basílica sobre su sepulcro y el papa san Gregorio I Magno convocaba a menudo al pueblo en torno al mismo sepulcro, para que
recibieran el testimonio del verdadero amor cristiano. En este día se conmemora
la sepultura de este mártir romano (s. IV in.).
Etimológicamente: Pancracio = Aquel que es
totalmente fuerte, es de origen griego.
Huérfano de 14 años traído a Roma por su tío. Se convirtió
a la fe y fue martirizado al día siguiente de su bautismo, rechazando premios y
ayudas para el futuro si renegaba de su fe. Luego de dar las gracias a sus
verdugos, no dudó en sacrificar su juventud para mantenerse fiel a Cristo.
Nacido en Frigia, provincia romana del Asia Menor. Su
padre era un noble pagano llamado Cleonio que falleció cuando el niño tenía
siete años. Pancracio fue a vivir con su tío paterno, Dionisio, quien fue un
excelente modelo. Se trasladaron a Roma cuando el niño tenía diez años.
Dionisio y Pancracio tienen un criado cristiano que los
evangeliza y los pone en contacto con el Papa. Así conocen a fondo el
cristianismo y se convierten. Fueron bautizados y recibieron la comunión.
Enseguida se despojaron de muchas posesiones en favor de los pobres.
El emperador Diocleciano, decretó una persecución (la
última del imperio romano) contra el Cristianismo. Al poco tiempo Pancracio fue
denunciado al emperador, quien conocía a su difunto padre. Le dijeron "El
hijo de Cleonio de Frigia se ha hecho cristiano y está distribuyendo sus
haciendas entre viles personas; además, blasfema horriblemente contra nuestros
dioses".
Diocleciano mando llamar a Pancracio y conversó largo
tiempo con el, tratando de persuadirlo a que renunciase a Jesucristo. Al no lograrlo
le condenó a muerte. En el lugar del martirio Pancracio se arrodilló, levantó
los ojos y las manos al cielo, dando gracias al Señor porque había llegado a
ese momento. Le cortaron la cabeza. Por la noche una noble señora, llamada
Octavila, hizo recoger su cuerpo, lo embalsamó, lo amortajó con un lienzo
precioso e hizo que lo enterraran en un sepulcro nuevo, cerca del lugar del
martirio.
El Papa Vitaliano envió sus reliquias desde el cementerio
de Calepodius en Roma a Inglaterra para evangelizar y para instalar en los
altares. San Agustín de Canterbury dedicó la primera Iglesia de
Inglaterra a San Pancracio.
Es titular de una Basílica romana. Aquí los que habían
sido bautizados el Sábado de Gloria dejaban sus vestidos blancos en el domingo
octava de la Resurrección (llamado Dominica in Albis). Era un acto conclusivo
de la Pascua. Sobre la tumba de San Pancracio renovaban el juramento de
fidelidad a Jesucristo. Desde entonces ha sido un santo muy amado, protector de
inocentes y de las víctimas del perjurio.
Patrón contra falsos testimonios, contra perjurio,
juramentos, tratados, dolores de cabeza y calambres.
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