sábado, 5 de enero de 2013

La señal de Dios es la sencillez



Hoy —en pleno ciclo de Navidad— aparece la figura de Natanael, discípulo de Jesús, un hombre sencillo, "en quien no hay engaño". ¡Sencillez!: la señal de Dios es la sencillez. La señal que en la Noche Santa los Ángeles dieron a los pastores no contiene nada prodigioso, ni espectacular: verán solamente un niño envuelto en pañales, necesitado de los cuidados maternos; un niño que ha nacido en un establo y que está acostado en un pesebre.

La señal de Dios es el Niño: Él se hace pequeño por nosotros. Éste es su modo de reinar. Él no viene con poderío y grandiosidad externos. Viene como niño inerme y necesitado de nuestra ayuda. No quiere abrumarnos con la fuerza. Nos evita el temor ante su grandeza. No quiere de nosotros más que nuestro amor, a través del cual aprendemos espontáneamente a entrar en sus sentimientos, en su pensamiento y en su voluntad.

—Señor, te has hecho pequeño para que nosotros podamos comprenderte, acogerte y amarte. ¡Aprendamos a vivir con Él!

No hay comentarios:

Publicar un comentario