16-01-2013 L’Osservatore Romano
El Año de la fe ha desembarcado también en China: el
Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización ha lanzado en
la red el logo y el calendario en lengua china para hacerlos presentes en las
comunidades e Iglesias del gran país asiático. Lo anuncia en una entrevista
concedida a nuestro periódico el arzobispo presidente Rino Fisichella, quien a
los casi cien días de la apertura de las celebraciones apunta las primeras
cifras y mira el futuro con motivado optimismo.
El pasado 11 de octubre Benedicto XVI inauguró el Año de
la fe. ¿Puede hacer un balance inicial?
Las primeras reacciones han sido de gran entusiasmo y de
profundo interés. Y esto se puede palpar con la mano en tantísimas
micro-manifestaciones: en las numerosas cartas pastorales —escritas por obispos
a sus propias diócesis— que en su programa están todas dedicadas a la fe; en
las iniciativas promovidas a nivel parroquial para reflexionar sobre los
diversos artículos del Credo; y en la gran difusión que se ha hecho del logo
oficial del Año de la fe, en el que está representada una barca, imagen de la
Iglesia, y cuyo mástil es una cruz con las velas desplegadas que forman el
trigrama de Cristo. La expresión Año de la fe que lo acompaña, así como el
calendario de los «grandes acontecimientos», se han traducido en las lenguas
más difundidas, pero también en otros idiomas, incluso en chino. Por lo tanto,
el Año de la fe ha llegado a China, donde está presente en las comunidades y en
la Iglesias que también viven esta experiencia de la Iglesia universal. El
Santo Padre ya hizo referencia a ello durante la audiencia a la Curia romana
con ocasión de la felicitación navideña. Y el Papa no sólo se ha mostrado muy
contento, sino que también me ha confesado que incluso comunidades protestantes
se han mostrado interesadas. En definitiva, hay un gran fermento en todo el
mundo y diría que hemos comenzado con buen pie.
Gianluca Biccini
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