Obispo.
Norberto nació en Xanten (Alemania) de la noble familia,
de los Gennep, hacia el 1080. Como era costumbre para todo segundo hijo de la
nobleza, a Norberto le correspondía seguir la carrera militar o eclesiástica.
Prefirió el segundo camino, no por vocación, sino por simple oportunidad. En
efecto, siendo diácono pudo gozar de los muchos privilegios al lado del gran
elector de Colonia y del emperador Enrique V, que lo propuso para una
importante sede episcopal. Pero Dios tenía otros planes. Durante un paseo a
caballo por el bosque, lo sorprendió un violento huracán que lo derribó del
caballo y, como Saulo en el camino de Damasco, dijo: “Señor, ¿qué quieres que
haga?”.
La respuesta que cambió radicalmente su vida poco
edificante fue: “Abandona el camino del mal y haz el bien”. Ese episodio fue el
comienzo de su conversión. Abandonó los lugares mundanos y se puso a la escuela
del abad benedictino de Siegburg y de los canónigos de Klosterrath; después
siguió el ejemplo del ermitaño Liudolfo pasando tres años en penitencia y en
oración. En 1115 fue ordenado sacerdote por el arzobispo de Colonia, y comenzó
su actividad misionera itinerante.
Quiso dar el ejemplo despojándose de todos sus bienes y
distribuyéndoselos a los pobres. Conservó para él una mula y diez monedas de
plata, pero después dejó también esto y continuó sus peregrinaciones a pie y
descalzo. En Francia, cerca a Nimes, se encontró con el Papa Calixto II quien
lo animó a continuar por ese camino. El obispo de Laon, para tenerlo en su
diócesis, le propuso ser el guía de los Canónigos regulares que seguían la
Regla de San Agustín, y a quienes se les había asignado el convento de
Praemonstratum. Así nació la Orden de los premonstratenses. Mientras tanto
Norberto había continuado su actividad de predicador ambulante.
Se encontraba en Magdeburgo asistiendo a los funerales del
obispo de esa ciudad, cuando el clamor popular lo eligió como sucesor. Fue un
obispo incómodo para muchos. Tenaz, buen organizador, se ganó aplausos y
enemistades. El emperador Lotario lo nombró canciller del imperio para Italia y
el Papa Inocencio II extendió su jurisdicción a Polonia. Pero Norberto no
olvidó la regla monástica de la pobreza y del ejercicio del apostolado entre la
gente humilde del campo, y vivió integralmente el ideal de vida activa y
contemplativa de los premonstratenses aun en el fulgor de los altos cargos.
Murió en Magdeburgo, de regreso de una misión de paz en Italia, el 6 de junio
de 1134. Fue canonizado en 1582.
No hay comentarios:
Publicar un comentario