El Príncipe de los Apóstoles.
Etimológicamente significa “piedra, roca”. Viene de la
lengua hebrea.
San Pedro Apóstol --Pedro es mencionado frecuentemente en
el Nuevo Testamento-- en los Evangelios, en los Hechos de los Apóstoles, y en
las Epístolas de San Pablo. Su nombre aparece 182 veces.
Lo único que sabemos de su vida antes de su conversión es
que nació en Betsaida, junto al lago de Tiberíades y se trasladó a Cafarnaum,
donde junto con Juan y Santiago, los hijos del Zebedeo, se dedicaba a la pesca.
Existe evidencia para suponer que Andrés (el hermano de Pedro) y posiblemente
Pedro fueron seguidores de Juan el Bautista, y por lo tanto se habrían
preparado para recibir al Mesías en sus corazones.
Imaginamos a Pedro como un hombre astuto y sencillo, de
gran poder para el bien, pero a veces afligido un carácter abrupto y tempestivo
que habría de ser transformado por Cristo a través del sufrimiento.
Nuestro primer
encuentro con Pedro es a principios del ministerio de Jesús. Mientras Jesús
caminaba por la orilla del lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón Pedro y
Andrés, echar la red al agua. Y los llamó diciendo: <<Síganme, y yo los
haré pescadores de hombres>> (Mateo 4,19). Inmediatamente abandonaron sus
redes y lo siguieron. Un poco después, aprendemos que visitaron la casa en la
que estaba la suegra de Pedro, sufriendo de una fiebre la cual fue curada por
Jesús. Esta fue la primera curación atestiguada por Pedro, quien presenciará
muchos milagros más durante los tres años de ministerio de Jesús, siempre
escuchando, observando, preguntando, aprendiendo.
Profesión de fe y
primado de Pedro:
Cristo resucitado es el fundamento de la Iglesia:
"porque nadie puede poner otro fundamento que el que está ya puesto, que
es Jesucristo" -1 Cor 3,10. Sin embargo, el mismo Jesús quiso que su
Iglesia tuviese un fundamento visible que serán Pedro y sus sucesores. Jesús
presenta la vocación singular de Pedro en la imagen de roca firme. Pedro= Petros= Quefá= Piedra= Roca. Es el primero que
Jesús llama y lo nombra roca sobre la cual construirá su Iglesia. Pedro es el
primer Papa ya que recibió la suprema potestad pontificia del mismo Jesucristo.
El ministerio Petrino asegura los cimientos que garantizan la indefectibilidad
de la Iglesia en el tiempo y en las tormentas. La barca del pescador de Galilea
es ahora la Iglesia de Cristo. Los peces son ahora los hombres.
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta
pregunta a sus discípulos: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del
hombre?" Ellos dijeron: "Unos, que Juan el Bautista, otros, que
Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas." Díceles el: "Y
vosotros ¿quién decís que soy yo?" Simón Pedro contestó: Tú eres el Cristo,
el Hijo de Dios vivo" Replicando Jesús dijo: "Bienaventurado eres
Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino
mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro y
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del Reino de los Cielos y
lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la
tierra quedará desatado en los cielos. -Mateo 16: 13-20.
Dar las llaves significa
entregar la autoridad sobre la Iglesia con el poder de gobernar, de permitir y
prohibir. Pero no se trata de un gobierno como los del mundo sino en función de
servicio por amor: "el mayor entre vosotros sea el último de todos y el
servidor de todos" (Mt 23,11).
Fue obispo de Antioquia
y después pasó a ser obispo de Roma donde
fue martirizado durante el reinado de Nerón alrededor del año 67, el mismo año
que San Pablo. Así lo estiman tres Padres de la Iglesia: San Ireneo, San
Clemente de Alejandría y Tertuliano. Fue sepultado en lo que hoy es el Vaticano
donde aun se encuentran su restos bajo el altar mayor de la basílica de San
Pedro. Esto ha sido comprobado en los encuentros arqueológicos y anunciado por
Pío XII al concluir el año santo de 1950.
Martirio de San
Pedro
San Pedro murió crucificado. El no se consideraba digno de
morir en la forma de su Señor y por eso lo crucificaron con la cabeza hacia
abajo. El lugar exacto de su crucifixión fue guardado por la tradición. Muy
cerca del circo de Nerón, los cristianos enterraron a San Pedro.
Las palabras de Jesús se cumplen textualmente.
"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella".
Mateo 16:18
Hay testimonios arqueológicos de la necrópolis con la
tumba de San Pedro, directamente bajo el altar mayor. Esta ha sido venerada
desde el siglo II. Un edículo de 160 d.C. en el cual puede leerse en griego
"Pedro está aquí".
Recordemos algunos
de los episodios Bíblicos en los que aparece Pedro.
Después del milagro de la multiplicación de los panes,
Jesús se retiró a la soledad de un cerro a orar, mientras sus discípulos
cruzaban en una barca el lago de Galilea. De improviso vieron a Jesús caminando
sobre el agua y según San Mateo Jesús les dijo: ¡Soy yo, no temáis!. Pedro
respondió: Señor, si eres tú, ordena que yo vaya hasta ti sobre el agua. Entonces
Pedro empezó a caminar confiadamente pero al notar la fuerza del viento titubeó
y comenzó a hundirse. Al momento, Jesús lo tomó de la mano y le dijo: ¡Que
poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mateo 14, 22-31)
Pedro siempre figura entre los tres mas allegados a Jesús.
Fue elegido con Santiago y Juan, para subir
al monte Tabor donde ocurrió la Transfiguración. Aquí contempló la Gloria
del Señor y escuchó la proclamación de Dios: Este es mi Hijo amado, en
quien me complazco, escuchadle. (Mateo 17, 1-5)
Después bajaron a Jerusalén donde Jesús comenzó a preparar
a sus discípulos para el fin de su ministerio en la tierra. Pedro llevó a Jesús
aparte y comenzó a reprenderlo porque no quería aceptar un fin tan terrible
como la cruz.
Al estar todos reunidos en la Última Cena, Pedro declaró su lealtad y devoción con estas
palabras: Aunque todos pierdan su confianza, yo no. E insistió: Me
quedaré contigo aunque tenga que dar la vida. Con inmensa tristeza Jesús le
contestó: Te aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo por
segunda vez, me negarás tres veces. Al desenvolverse esta trágica noche se
realizó esta profecía. Cuando los soldados llevaron a Jesús a los judíos, Pedro
se quedó en el patio y tres veces lo acusaron de ser discípulo de Jesús. El lo
negó las tres veces. En aquel mismo momento, cantó el gallo por segunda vez y
Pedro empezó a llorar.
Pedro es un pecador arrepentido. Cristo lo perdona y
confirma su elección. Pregunta a Pedro: "¿Me amas más que éstos?" (Jn
21,15). Pedro afirma tres veces su amor. Jesús entonces le dice "Apacienta
mis ovejas". Signo de su misión como pastor universal de la Iglesia. Su
ministerio se sostendrá gracias al poder de Cristo, quien ora por el. "He
rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Cuando te conviertas, confirma a
tus hermanos" (Lc 22,32). Es Cristo el Buen Pastor quien confiere su poder
de perdonar, consagrar, enseñar y dar testimonio.
Pedro ejerció su primacía entre los Apóstoles con entereza
y valor. El fue La Piedra en la que
la Iglesia fue fundada. Su capacidad de conversión quizás sea lo que hace su
historia ejemplar para nosotros pecadores. Pedro cayó muy bajo en la noche que
negó al Señor. Después se arrepintió y ascendió hasta llegar a obispo de Roma,
mártir, y guardián de las llaves del reino de los cielos.
Lo vemos a la cabeza de los Apóstoles. Fue Pedro quien
tomó la iniciativa de elegir uno que tomara el lugar de Judas y quien realizó
el primer milagro. Un mendigo le pidió limosna. Pedro le dijo que no tenía
dinero, pero en el nombre de Jesús Nazareno le mandó levantarse y andar. El
mendigo, curado de su mal hizo lo que le mandó Pedro.
La dispersión del cristianismo atrajo persecuciones en las
que fue martirizado San Esteban y muchos de los convertidos se esparcieron o
escondieron. Los Apóstoles permanecieron firmes en Jerusalén donde los líderes
judíos eran sus peores perseguidores. Pedro decidió predicar en las aldeas
circundantes y cada vez mas lejos. En Samaria donde predicó y realizó milagros,
Simón, un mago, le ofreció dinero para que le enseñara el secreto de sus
poderes. Pedro lo reprendió fuertemente y le dijo: Quédate con tu dinero,
que te pudras con él, porque has pensado que los dones de Dios se pueden
comprar.
Por su sinceridad, Pedro inevitablemente tuvo muchos
conflictos con las autoridades judías, hasta dos veces los jefes de los
sacerdotes lo mandaron arrestar. Nos dice la Escritura que fue milagrosamente
desencadenado y librado de la prisión e impresionó a los demás Apóstoles al
llegar repentinamente donde ellos moraban. Pedro después predicó en los puertos
marítimos de Joppa y Lydda, donde conoció hombres de diferentes razas y en
Cesarea donde se convirtió el primer gentil, Cornelio.
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