“El
que echa mano al arado y mira atrás, no vale para el Reino”
Lectura del santo evangelio según san
Lucas 9,57-62
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus
discípulos le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo: «Sígueme.»
Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo: «Sígueme.»
Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Déjame
ir y reconstruiré la ciudad de mis padres
Nehemías tiene un rol, en
principio, político-religioso, para derivar más tarde en el campo religioso, y
en el texto de hoy se nos informa de un breve viaje que cursa a Jerusalén,
quizá movido por las malas noticias que de allí recibe, noticias que causan en
él una gran tristeza. Es un funcionario real en la corte persa que no disimula
su desencanto al ver el destrozo de Jerusalén, para lo cual, y armado de valor,
pide licencia real para reconstruir la ciudad. Petición que no mereció el
inmediato favor del rey, por aquello de los temores de rebelión por fortificar
las murallas. Es mucho lo que quiere Nehemías a Israel como para no sentirse afectado
al contemplar tanta destrucción y miseria. Previa oración ante Yahvé, se
presenta ante el rey con el propósito de que le permitiera ponerse a la difícil
obra de la reconstrucción de la ciudad santa. Es la ciudad de sus padres en la
que reposan los restos de sus antepasados. El rey Artajerjes accede y el texto
interpreta que ha sido Dios el que ha movido el corazón del rey, y conseguido
el placet real Nehemías inicia un difícil recorrido por los distintos
gobernadores para acopiar recursos para reconstruir la ciudad de Dios.
El
que echa mano al arado y mira atrás, no vale para el Reino
En el evangelio de Lucas
adquiere relevancia el camino hacia Jerusalén – destino: la cruz y la gloria-.
Camino de evidente riesgo que desembocará en la pasión, muerte y resurrección
del Maestro y, por tanto, también en el inicio de la vida de la comunidad cristiana
y desde donde partirá la predicación del Evangelio a la rosa de los vientos. El
Evangelio subraya la decisión de Jesús de subir a Jerusalén, incluso en contra
de la opinión de sus discípulos, a sabiendas que se encontrará con el rechazo
que lo lleva a la muerte crucificada, así como a la glorificación. Por eso el
texto explica en síntesis algunas cuestiones alusivas al seguimiento de Jesús,
al camino que el discípulo debe recorrer. Y aunque se presagie la dureza del
camino, Jesús alecciona a los suyos para que rehúyan la violencia y la
intransigencia y se esfuercen de anunciar la salvación incluso a los que, de
entrada, la rechazan. Este camino, la misión del evangelio, es imprescindible
transitarlo con la mochila de la austeridad, con los ojos bien abiertos, sin
incurrir en ingenuidades que nada tienen que ver con la bondad del seguidor
(que la mies es poca y hay que caminar en medio de lobos). Seguir a Jesús es
asumir la mística de la provisionalidad y la obligación de la transparencia. El
Reino de Dios es lo prioritario y el absoluto de la misión, como lo es en el
camino ascensional hacia Jerusalén. No se rechaza ni el afecto ni la ligación
familiar, sino una invitación a integrar y jerarquizar todos los sentimientos
en la visión que Jesús de Nazaret nos ofrece de una vida con sentido y
esperanza.
Francisco de Asís,
enamorado seguidor de Cristo pobre, bueno es que le tributemos el homenaje más
necesario hoy: por su intercesión, que acertemos a cantar la excelencia de la
naturaleza en su respeto, cuidado y fomento de la belleza creada en toda la
hermana tierra.
¿Nos planteamos de verdad
cual es la prioridad evangélica de la vida de la comunidad cristiana?
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
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