"El Reino de Dios a llegado a vosotros"
En
aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud
dijeron: «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los
demonios.»
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo.
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio.»
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo.
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio.»
Reflexión del Evangelio de
hoy
El día del Señor
El
profeta Joel nos transmite el mensaje que él ha recibido de Dios, pues tiene
viva conciencia de que es instrumento de Dios; es consciente de que las
palabras que profiere son y no son suyas. Tiene la convicción inquebrantable de
que ha recibido una palabra de Yahvé y debe comunicarla. Esta convicción se
funda en una experiencia misteriosa, mística, pues es inspiración directa de
Yahvé.
Joel
anuncia a sus contemporáneos la llegada del terrible "Día de Yahvé",
pero, con anterioridad, pide a los sacerdotes que sean especialistas en
promover el encuentro del hombre con Dios, que sean expertos en vida
espiritual.
Sobre
todo, lo que los fieles de todos los tiempos esperamos de los sacerdotes,
es que sean testigos de la sabiduría eterna contenida en la palabra revelada
que ellos oran, estudian y proclaman.
Los
sacerdotes también deben proclamar el ayuno, aunque hoy en día lo consideremos
pasado de moda. Aceptado, o no aceptado, todos sabemos que el ayuno
corporal es importante para la persona, porque somos cuerpo y alma, y la
disciplina del cuerpo, es importante para la vida espiritual, que siempre es
vida encarnada en una persona que es cuerpo y alma.
Pienso
en un ayuno que todos podemos hacer, y no nos romperá ningún hueso: Ya que
estamos permanentemente “bombardeados de imágenes y de palabras” podemos, en cualquier
momento de nuestra vida, seguir este consejo del profeta: practicar el ayuno de
palabras y de imágenes, imponernos esta disciplina corporal y espiritual, crear
en nuestro interior espacios de silencio, evitar las imágenes, para abrir
nuestro corazón a la imagen verdadera de Dios, y, a la Verdad de su Palabra.
No
perdamos de vista que la vida ascética es una gracia, como lo es reconocer que
tenemos necesidad de renovación, de cambio, de una trasformación de todo
nuestro ser. Reconocer lo que en nuestra vida hay de equivocado, para abrirnos
al perdón, prepararnos al perdón, dejarnos transformar. Este reconocimiento
produce dolor, que es gracia porque es renovación, es obra de la Misericordia
de Dios.
El Reino de Dios
Parece
ser que, esto de la desconfianza, es muy antigua.
Pero,
no caigamos en el pesimismo, el evangelio indica que son “algunos” (gracias a
Dios no eran “muchos”) los que desconfiaron de Jesús.
Para
que nosotros no caigamos en el mismo defecto de los judíos, no deberemos
olvidar que todos somos hijos de Dios, muy amados por Él, porque esta realidad
es lo que fundamenta y da valor a nuestra vida.
Los
hombres somos seres en relación, y si en ella no hay confianza deberemos
examinar el lugar que Dios ocupa en nuestra vida, porque Dios es la “Brújula”
que nos muestra el conjunto de nuestra relación fraterna en la convivencia, Él
nos orienta, Él nos muestra el camino por el que nos conviene caminar.
Sí,
es muy importante que vivamos confiados unos en otros, para no provocar
entre nosotros una «una guerra civil»
Cristo
Jesús nos trajo el Reino de su Padre, Reino que no es de este mundo, pero que
es capaz de cambiar este mundo, pues tiene el poder de cambiar los corazones,
de iluminar las mentes y de fortalecer las voluntades. Al tomar nuestra carne,
con todas sus debilidades, y al transfigurarla con el poder de su Espíritu,
Jesús nos llamó a ser testigos de su victoria sobre el pecado y la muerte.
Dios
reina en el mundo mediante su Hijo hecho hombre y con la fuerza del Espíritu
Santo, al que en el Evangelio de hoy se le llama «dedo de Dios».
El
reino de Dios se hace presente donde se realiza la voluntad de Dios. Está
presente donde hay personas que se abren a su llegada y dejan que Dios se haga
presente en nuestro mundo.
Jesús
es el reino de Dios en persona, es el hombre en el cual Dios está en medio
de nosotros y a través del cual podemos “tocar” a Dios, acercarnos a Dios.
Donde esto acontece, el mundo se salva.
Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio de Santa Catalina de Siena (Paterna)
Monasterio de Santa Catalina de Siena (Paterna)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/13-10-2017/
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