Lectura del santo evangelio según san
Lucas (12,1-7)
En
aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a
otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Esa
fe se le cuenta en su haber
San
Pablo afirma que de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, “la
más grande es el amor”. Sin embargo Abraham es justificado por la fe. Podemos
preguntarnos qué características tuvo la fe de Abraham para recibir la
justificación.
Abraham
era un hombre que sabía escuchar, por ello pudo discernir que lo que estaba
percibiendo era la voz de Dios.
Abraham
era un hombre humilde, por eso pudo obedecer contando solamente con la fuerza
de una promesa.
Abraham
era un hombre fiel, por eso mantuvo su “sí” hasta el final cuando Dios le pedía
que sacrifique al hijo de la promesa.
Por
su fe deducimos que amaba a Dios sobre todas las cosas. La fe de Abraham es la
respuesta al amor de elección de Dios que engendra en él un amor semejante, por
el que lo prefiere a cualquier otra seguridad. Abraham nos recuerda lo que Dios
respondió al profeta Habacub: “el justo vivirá por su fidelidad” (Cfr. Ha 2,4)
Abraham
es justificado por la fe y es esta la que le permite vivir el primer
mandamiento, que aunque no había sido revelado, ya estaba inscrito en el
corazón de la humanidad.
Contemplando
a Abraham, nuestro padre en la fe, podemos preguntarnos hoy: ¿Creo en Dios a
tal punto de amarle sobre todas las cosas?...
Amigos
míos
Jesús
nos dice hoy: “a ustedes, mis amigos, les digo”; “No temáis”. Hasta los
cabellos de vuestra cabeza están contados, si cuido de cada uno de mis gorriones
¿Voy a dejar de cuidarte a ti, “mi amiga”, “mi amigo” amado? Temed dejar entrar
en vuestra masa la levadura de la hipocresía, de la apariencia que engaña,
temed al que puede tentaros y llevaros de su mano al infierno.
Para
Jesús, nosotros, cada uno, somos sus amigos ¡Este amor de amistad es el
fundamento de nuestra confianza!
Recordemos
que el amor de amistad supone: igualdad entre los amigos, amor de benevolencia
y que este desearse y hacerse bien sea mutuo. Jesús por la gracia nos hace
capaces de dialogar con él como íntimos, tenemos su Espíritu, su vida en
nosotros; Él quiere nuestro bien, que lleguemos a la plenitud para la que el
Padre nos pensó y que nosotros también procuremos su bien, su gloria: "La
gloria de Dios es el hombre viviente; la vida del hombre es la visión de
Dios", es decir, Él quiere que vivamos en su Presencia, cercanos a él.
Un
amigo fiel a lo que debe temer es a separarse de su amigo, por ello Jesús nos
previene de lo que podría alejarnos de Él: la levadura de la hipocresía, la
falsedad de vivir de apariencias, y el padre de la mentira que es el que con
engaños puede llevarnos al infierno. Este temor es temor de valientes, de los
que saben que con el príncipe de este mundo no hay que negociar. Y de los que,
si llegan a caer en sus trampas, como el salmista reconocen su falta y
confiesan su pecado.
Vivir
la amistad con Dios por medio de Jesús es lo que nos hace vivir confiando en Él
y aleja de nosotros el verdadero mal y al maligno. Su amistad es la causa de la
más honda felicidad que puede alcanzar el ser humano.
Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
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