En la semana que termina tres circunstancias merecen
nuestra atención y reflexión. El sur de nuestra Patria ha vuelto a temblar y el
dolor de muchos hermanos que han sido afectados no solamente por el temor sino
por la pérdida de sus enseres vuelve a reclamar nuestra solidaridad.
Ciertamente la respuesta del Gobierno es necesaria y es positiva, sin embargo,
la mano fraterna que podamos extender cada uno de los peruanos –a nuestros
hermanos- que sufren, es señal de responsabilidad fraterna y solidaridad
cristiana, que brota del mandamiento de la caridad como una exigencia de
fidelidad al Evangelio de Jesucristo.
Por otro lado, respondiendo a las interrogantes de muchos
peruanos surgidas en los últimos días, el Señor Arzobispo de Ayacucho, haciendo
eco del dolor de todos los católicos por las noticias escuchadas, aclarándolas
con la verdad y en respeto a la justicia, nos ha invitado a la oración por
todos los bautizados ya sean sacerdotes o fieles, en la certeza que solo el poder
de la oración puede llamar a la conversión autentica, sanar las heridas y
darnos un horizonte de esperanza, conscientes que nuestra fe en la dimensión
divina de la Iglesia se sostiene en las palabras de Jesús: Yo estaré con
vosotros hasta el fin de los tiempos.
Finalmente, no podemos dejar de saborear las palabras del Papa Francisco a los jóvenes de
Cerdeña: “¿qué podemos hacer? Ciertamente una cosa que no hay que hacer, es
dejarse vencer por el pesimismo y por la desconfianza. Cristianos pesimistas:
es feo eso. Ustedes jóvenes no pueden y no deben estar sin esperanza, la
esperanza es parte de su ser. ¡Un joven sin esperanza es preocupante! ¡No es un
joven! -Pedro- con coraje, sale de sí mismo y elige confiar en Jesús. Dice:
«sobre tu palabra, tiraré las redes». ¡Atención! No dice: ¡sobre mis fuerzas,
sobre mis cálculos, sobre mi experiencia de experto pescador, sino “sobre” tu
palabra, sobre la palabra de Jesús! Y el resultado es una pesca increíble, las
redes se llenan, tanto que casi se rompen. ¡Confiar en Jesús! Yo vengo aquí a
decirles: hay una persona que puede llevarte adelante. ¡Confíate de Él! ¡Es
Jesús! ¡No es una ilusión! Confiar en Jesús. ¡Seguir a Jesús es comprometedor,
quiere decir no conformarse con las pequeñas metas, con el pequeño cabotaje,
sino apuntar hacia arriba con coraje! No es bueno detenerse en el «no hemos
sacado nada», sino ir más allá, ir al «rema mar adentro, y echa las redes» de
nuevo, ¡sin cansarnos! Jesús lo repite a cada uno de ustedes. Remar mar
adentro, salir de nosotros mismos, de nuestro pequeño mundo y abrirnos a Dios,
para abrirnos cada vez más también a los hermanos. ¡Abrirnos a Dios nos abre a
los otros! Abriendo el corazón a la fraternidad, a la amistad, a la
solidaridad”.
Que Nuestra Señora de la Merced, Gran Mariscala del Perú,
los bendiga y acompañe con su maternal amor.
P. Guillermo Inca Pereda OSJ
Secretario Adjunto CEP
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