17 de septiembre de 2013 (romereports.com) El Papa Francisco reflexionó durante la Misa en Casa Santa Marta sobre la figura de la Iglesia como madre viuda que protege y ayuda a sus hijos para llevarlos de nuevo al encuentro con su esposo. El Papa repasó el importante y difícil papel que juegan muchas viudas que aparecen en la Biblia y comparó esas misiones con la tarea que desempeña la Iglesia.
Papa Francisco
“Nuestra reconciliación con el Señor no termina en el diálogo 'Yo, tú y el sacerdote que me perdona'; termina cuando Él nos restituye a nuestra madre. Allí termina la reconciliación, porque no hay camino en la vida, no hay perdón, no hay reconciliación fuera de la madre Iglesia. Y así, mirando a esta viuda, recuerdo todas estas cosas, un poco desordenadas... Pero veo en esta viuda el icono de la viudez de la Iglesia que está en camino para encontrarse con su Esposo. Querría pedirle al Señor la gracia de fiarnos siempre de esta 'mamá' que nos defiende, nos enseña, nos hace crecer y nos hace hablar su 'dialecto'”.
El Papa dijo que la Iglesia como madre tiene que llorar, que rezar por sus hijos, porque si no sería señal de que algo no marcha bien.
Extracto de la Homilía del Papa
(Fuente: Radio Vaticana)
“Su esposo se ha ido y Ella camina por la Historia, intentando encontrarse con Él. Ella será la esposa definitiva. ¡Pero mientras tanto Ella – la Iglesia está sola! El Señor no está visible. Tiene una cierta dimensión de viudez... Y me hace pensar en la viudez de la Iglesia. Esta Iglesia valiente, que defiende a los hijos, como aquella viuda que iba al juez corrupto para defenderlos, y al final venció. ¡Nuestra madre Iglesia es valiente! Tiene aquella valentía de una mujer que sabe que sus hijos son suyos y debe defenderlos y llevarlos al encuentro con su esposo”.
“Esta dimensión de viudez de la Iglesia, que camina en la Historia, esperando reunirse, de encontrarse con el Esposo... ¡Nuestra madre la Iglesia es así! Es una Iglesia que cuando es fiel, sabe llorar. Cuando la Iglesia no llora, algo no va bien. ¡Llora por sus hijos y reza! Una Iglesia que sigue adelante y hace crecer a sus hijos, les da fuerzas y los acompaña hasta el último momento para dejarlos en las manos de su Esposo al que al final también Ella encontrará. ¡Esta es nuestra madre la Iglesia! Yo la veo en esta viuda, que llora. ¿Y qué dice el Señor a la Iglesia? No llores. Yo estoy contigo, yo te acompaño, yo te espero allí, en la boda, la última boda, la del cordero. Detente, este hijo tuyo que estaba muerto, ¡ahora vive!”.
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