23 de septiembre de 2013 (romereports.com) Fue un discurso rotundo. El Papa Francisco denunció en Cerdeña el sufrimiento que produce la falta de trabajo.
Papa Francisco
“Un sufrimiento -la falta de puestos de trabajo– lleva, y perdonadme si soy un poco brusco, pero digo la verdad, ¡a sentirte sin dignidad! ¡Cuando no hay trabajo, no hay dignidad! Y esto no es sólo un problema de Cerdeña - ¡pero es fuerte aquí! - No es un problema sólo de Italia o de algunos países de Europa, es la consecuencia de un mundo, de un sistema económico que conduce a esta tragedia, un sistema económico que tiene en su centro un ídolo, que se llama dinero”.
El Papa escuchó con atención los testimonios de tres personas afectadas por la crisis económica: un trabajador desempleado, un pastor del campo y una empresaria. El primero de ellos recordó hasta qué punto puede ser dramática la falta de trabajo:
Francesco
“Santo Padre, me llamo Francesco. Soy un operario de la Sardina Green Island y desde el 2 de febrero de 2009, hace ahora más de cuatro años, estoy sin trabajo. Permítame recordar a dos compañeros que han perdido la vida a causa de este drama: Marcelo y Mauricio”.
El Papa pidió que se ponga fin a la “cultura del descarte” que deja a un lado a jóvenes y a ancianos.
Papa Francisco
“Y nosotros debemos decir “no” a esta “cultura del descarte”. Debemos decir: '¡Queremos un sistema justo! Un sistema que nos permita seguir adelante a todos. Tenemos que decir: '!No queremos este sistema económico globalizado que hace tanto daño!”. ¡En el centro deben estar el hombre y la mujer, tal y como Dios quiere, no el dinero!”
Conmovido por los testimonios que escuchó, el Papa decidió dejar su discurso a un lado.
Papa Francisco
“Había escrito algo para vosotros pero me vienen estas palabras. Después entregaré el discurso a los obispos como si lo hubiese pronunciado. Pero he preferido decir aquello que me viene al corazón en este momento”.
Por último, el Papa invitó a todos estos trabajadores a tener esperanza y a no dejársela robar por nadie. Francisco les pidió que luchen juntos para que, en lugar del dinero, en el centro de la vida, estén el hombre, la mujer y la familia.
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