Hoy se pone de relieve la misericordia de Dios hacia los
necesitados. La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su
relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el
individuo como para la sociedad.
Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es
capaz de contribuir mediante la "com-pasión" a que el sufrimiento sea
compartido es una sociedad inhumana. Pero la sociedad no puede acoger a los que
sufren si los individuos mismos no son capaces de hacerlo y, en fin, el
individuo no puede aceptar el sufrimiento del otro si no logra encontrar
personalmente en el sufrimiento un sentido, un camino de maduración y de
esperanza.
—Jesús, ayúdame a acoger al que sufre haciendo mío su
sufrimiento. Entonces este sufrimiento compartido quedará traspasado por la luz
del amor y experimentaremos la alegría de la consolación: los dos —unidos en el
sufrimiento— te encontraremos a ti, que has sufrido en la Cruz por nosotros.
Fuente: master·evangeli.net
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