En el Evangelio de Hoy, san Juan, nos describe la Última
Cena del Señor en el marco de la pascua judía. Destaca la conciencia que tenía
el Maestro de que había llegado su hora, la de pasar de este mundo al Padre. Y
para expresar su caridad, se ciñe la cintura y lava los pies a los discípulos.
Se acerca el momento sublime del gran Amor. El sacrificio
del inocente en la cruz. Jesús se reúne con los suyos para celebrar la pascua
en su Sangre, amor derramado en servicio humilde hacia los más pobres, la
humanidad entera necesitada de ser rescatada del pecado.
—Señor, que también nosotros lleguemos a comprender, como
Pedro, tu gesto de servicio —de caridad— sin pretender nada a cambio. Ayúdanos
a dejarnos lavar los pies por ti, a dejarnos purificar por tu palabra de perdón,
siempre nuevo. Que la Eucaristía que instituiste sea la fuente genuina donde
tus sacerdotes y todos podamos ser siempre lavados en tu Amor.
Comentario: Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós
(Barcelona, España).
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