CLII Papa.
Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San
Pedro, san León IX, papa, que primero fue obispo de Tulle durante veinticinco
años, en donde defendió enérgicamente a su comunidad, y una vez elegido para la
sede romana, reunió varios sínodos para acordar la reforma de la vida del clero
y la extirpación de la simonía. († 1054)
Fecha de
canonización: En
el año 1082 por el Papa Gregorio VII.
Se llamaba Bruno de Dagsburgo y estaba emparentado con la
familia real de Alemania. Había nacido en 1002, en Alsacia, de un hogar
cristiano y muy culto.
A temprana edad comenzó a estudiar en la escuela episcopal
de Toul, y ya en su juventud dio muestras de estar dotado de notables
cualidades. En este tiempo, padeció de una grave enfermedad, cuya curación se
atribuyó a san Benito. Desde entonces profesó una especial devoción al santo
patriarca.
Canónigo de la iglesia de san Esteban, en Toul, a la
muerte del obispo de dicha ciudad fue designado para sucederlo. Un año después
su pariente Conrado II - llamado el Sálico, fundador de la casa de Franconia -
se hizo proclamar en Italia emperador romano.
Bruno fue un obispo enérgico y austero, que restauró la
disciplina un tanto alicaída de los monasterios y defendió con firmeza los
derechos de la Iglesia. A la muerte del papa Dámaso II, en 1048, se eligió a
Bruno para ocupar el solio pontificio, siendo coronado a comienzos del año
siguiente con el nombre de León IX. En este nuevo y alto cargo desplegó una
intensa actividad. Promovió la reforma del clero y las buenas costumbres del
pueblo; convocó varios sínodos diocesanos que condenaron severamente la simonía
y la venta de indulgencias, práctica entonces muy arraigada, y trató de
intensificar la vida monacal. Se mantuvo en permanente contacto con san Hugo,
abad de Cluny, y con Halinard, arzobispo de Lyon, organizador de uno de los
movimientos reformistas de Francia. Al mismo tiempo, llamó a su lado como
colaboradores a los hombres más eminentes del clero, entre ellos al monje
Hildebrando, futuro san Gregorio VII, el pontífice más grande de su siglo y uno
de los mayores en toda la historia de la Iglesia.
Realizó numerosos viajes, visitando las distintas
diócesis, en ocasiones, para reconciliar a soberanos enemistados. Cruzó los
Alpes, llegó a Sajonia, luego a Colonia, a Toul, a Reims, a Metz, a Magnucia.
San León IX había sido designado sumo pontífice por su
pariente el emperador Enrique III, hijo y sucesor de Conrado II. Sin embargo,
él fue el primero en proponer que en el futuro los papas fuesen elegidos entre
los cardenales. Tal disposición se hizo definitivamente efectiva en 1059.
Miguel Cerulario, patriarca de Constantinopla, censuró a
la Iglesia de Occidente a causa de algunas normas disciplinarias y litúrgicas
que diferían de las de Oriente. Era un pretexto para realizar la separación y
situarse a la cabeza de la Iglesia Griega. San León IX le escribió una notable
carta y envió una embajada a Constantinopla, pero no pudo evitar el cisma, que
se produjo en 1054.
Enfermo, sintió que la muerte estaba cercana. Colocado su
lecho junto al altar mayor de San Pedro, como era su deseo, murió el 19 de
abril de 1054.
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