Cuando una persona realiza su vocación, realiza el sentido
de su vida.
El discernimiento de la vocación exige confrontarse con
uno mismo y percibirse más profundamente. Quien se siente confuso, debe buscar
ayuda en personas sólidas, que tengan una fuerte formación. Para el cristiano,
el discernimiento implica también la oración, la relación de intimidad con
Dios. Cada persona está llamada (del latín ‘vocare’) por Dios a una vida
realizada y plena.
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