Hoy, las palabras de Jesús revelan cómo podemos "alimentarnos"
de Dios y vivir de Él: Dios se hace "pan" para nosotros, ante todo,
en la encarnación del Logos (la Imagen de Dios, el Hijo de Dios). ¡La Palabra
se ha hecho Carne! El Logos se hace uno de nosotros y entra así en nuestro
ámbito, en aquello que nos resulta accesible.
Pero por encima de la encarnación de la Palabra, es
necesario todavía un paso más, que Jesús menciona en las palabras finales de su
sermón: su carne es vida "para" el mundo (cf. 6,51). Con esto se
alude, más allá del acto de la encarnación, al objetivo interior y a su última
realización: la entrega que Jesús hace de sí mismo hasta la muerte y el
misterio de la Cruz.
—Jesús se hace hombre para entregarse y ocupar el lugar
del sacrificio de los animales, que sólo podían ser el gesto de un anhelo, pero
no una respuesta. En definitiva, el Pan contiene el misterio de la pasión.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de
textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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