Sacerdote y Mártir.
Futuna es una pequeña “expresión geográfica”, una de las
Islas Fiji, señalada en los mapas con un punto entre el ecuador y el trópico de
Capricornio en el inmenso océano Pacífico. Hoy es una posesión francesa, meta
de turistas amantes de lo exótico. Los habitantes son católicos y viven una
vida pacífica. Pero hace 140 años, precisamente el 12 de noviembre de 1837,
cuando desembarcó allí el misionero marista Pedro Chanel, junto con un
compañero laico, la isla estaba dividida por dos tribus continuamente en
guerra.
Sólo la valentía y la caridad de un hombre de Dios podían
escoger esta meta con todos los riesgos que conllevaba. En efecto, Pedro Chanel
concluyó aquí su aventura de evangelizador, asesinado a golpes de garrote y
hacha el 28 de abril de 1841 por el yerno del jefe de la tribu Musumusu,
enfurecido porque entre los convertidos al cristianismo se encontraban algunos
miembros de su familia.
Pedro Chanel había nacido en Cuet (Francia) el 12 de julio
de 1803. A los doce años, por invitación del celoso párroco Trompier, comenzó
los estudios sacerdotales, y en 1824 entró al seminario mayor de Bourg, en
donde tres años después fue ordenado sacerdote.
Hubiera querido ir inmediatamente a tierra de misión, pero
el ordinario del lugar tenía mucha necesidad de sacerdotes. Fue coadjutor en
Amberieu y en Gex, en donde se unió a un grupo de sacerdotes diocesanos, los
maristas, que en el mismo ámbito parroquial vivían el ideal misionero bajo la
guía del Padre Colin. La Sociedad de María, aprobada por el Papa en 1836, contó
entre sus primeros miembros al Padre Chanel, que ese mismo año se embarcó en Le
Havre hacia Valparaíso, con destino a Oceanía. Cuando la nave llegó a Futuna,
se invitó al Padre Chanel a permanecer ahí con el compañero laico Nicezio, que
tenía veinte años.
Fue lenta y paciente la tarea de penetración en el pequeño
mundo de esa gente tan distinta en costumbres de vida y en mentalidad. Pero el
anuncio del Evangelio fue calando en las jóvenes generaciones.
Este éxito suscitó al mismo tiempo la hostilidad de las
viejas generaciones. El tributo de sangre de Pedro Chanel fue el precio para
abrir finalmente las puertas a la evangelización de toda la isla. El nuevo
mártir cristiano, beatificado el 7 de noviembre de 1889, fue canonizado el 12
de junio de 1954 y declarado patrono de Oceanía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario