domingo, 15 de abril de 2012

Domingo de la Divina Misericordia [Roma]



15-04-2012 Radio Vaticana

(RV).- La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 23 de mayo de 2000, establecía, en un decreto, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, en el segundo domingo de Pascua. Juan Pablo II lo había anunciado, él mismo pocas semanas antes, durante la canonización de la santa polaca, Sor Faustina Kowalska, el 30 de abril de aquel año: 

«En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros».



Santa Faustina, que es conocida como la mensajera de la Divina Misericordia, recibió revelaciones místicas en las que Jesús le mostró su corazón, fuente de misericordia y le expresó su deseo de que se estableciera esta fiesta. El Papa le dedicó una de sus encíclicas a la Divina Misericordia Dives in misericordia»).

Juan Pablo II fue beatificado hace un año, precisamente en la fiesta litúrgica del Domingo de la Divina Misericordia de 2011, que se celebró el primero de mayo. Durante la homilía en la plaza de san Pedro Benedicto XVI indicó que se eligió este día, porque su «Predecesor, gracias a un designio providencial, entregó el espíritu a Dios precisamente en la tarde de la vigilia de esta fiesta», seis años antes, el 2 de abril de 2005.

La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos... " y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia", dice Santa Faustina Kowalska en su diario. En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina Kowalska, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones.

(ER – RV)

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