Lectura del santo evangelio según san Mateo
12,1-8
Un
sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían
hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le
dijeron: «Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en
sábado.» Les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus
hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes
presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino
sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden
violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay
uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero
misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa.
Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»
Reflexión del Evangelio de hoy
He visto tus lágrimas
Nuestro
texto narra hechos que vienen recogidos también en el segundo libro de los
Reyes, en su capítulo 18, si bien aquí con menos precisión histórica. Se
pretende presentar al monarca Ezequías como rey ejemplar, y todo parece
colaborar a tal propósito, en este caso su enfermedad. En la desgracia es
atendido por el profeta Isaías que le invita a orar al Señor, dueño de la vida
y la muerte, la salud y la enfermedad. El rey vive su enfermedad como una
condena a muerte o como un aviso de su inminencia. Acredita que su vida ha
tenido momentos de compasión y solidaridad con sus semejantes y, que como ser
vivo que es quien mejor alaba al Señor, él acude al dador de la vida. El
enfermo recibe la prueba de que su oración será atendida y, por ello, concluye
su oración con una acción de gracias.
El
Hijo del Hombre es señor del sábado
Frecuente
tema de controversia entre los fariseos y Jesús fue la guarda del descanso
sabático. En esta ocasión la polémica comienza por el simple hecho de arrancar
los discípulos espigas en sábado, y es de suponer para desgranarlas y comer su
tierno grano. Para los fariseos cualquier cosa era suficiente para hacer gala
de su intransigencia normativa, dando a entender que en el rigor del
cumplimiento se asentaba la gloria de Dios. Jesús de Nazaret no ve las cosas
así, por fortuna; y no solo aduce dos sucesos para poner en ridículo tanta
severidad leguleya, sino que les cita la luminosa sentencia de Oseas (6,6), uno
de los rótulos más expresivos de la verdadera religión: Quiero
misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos. Jesús
es señor del sábado y con más entidad que el propio templo. Está claro que esta
apropiación de Cristo debió sonarles como una inaceptable provocación, cuando
no como blasfemia. Pero para nosotros los seguidores de Jesús, entonces y
ahora, es una afirmación que nos aclara sobremanera su identidad. Nada tiene
valor absoluto, solo el Reino de Dios que Jesús de Nazaret anima y predica. La
religiosidad se reviste, pues, de misericordia y se muestra prioritaria a los
cumplimientos sabáticos. El amor de Dios compartido entre todos y por todos es
prevalente siempre en la religión que pretenda dar culto al Dios de Jesús. Y si
no es así, es culto vacío, inútil, farisaico. Y sobre tal extremo estamos
advertidos con claridad por nuestro Maestro.
¿La
comunidad prioriza la eucaristía como principio y fin de su vida y misión?
Fr. Jesús Duque
O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
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