Lectura del
santo evangelio según san Mateo 9,14-17
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de
Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a
menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.»
Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.»
Reflexión del
Evangelio de hoy
Los montes manarán vino, y fluirán los collados
Amós era pastor y con sencillez utiliza las
imágenes de un hombre de campo. Nos encontramos con el último capítulo del
libro de este Profeta, que ha sido ante todo un “profeta de desdichas” que
invitaba a la conversión; para reparar, restaurar, reconstruir. Aunque las
catástrofes que anunciaba tenían como fin convertir al pueblo, es sabido que
sucedieron. Pero estos últimos versículos que leemos muestran las promesas del
futuro: restaurar el reino davídico (vv. 11-12), prosperar en lo material (vv.
13-14), ocupar la patria (v. 15).
Para él, es un sueño, la imagen de las montañas
que destilan vino y que las colinas se derriten; para nosotros es una
invitación a la esperanza.
El Salmo que nos presenta la liturgia promete a
los repatriados la paz mesiánica anunciada por los profetas. El Salmista
escucha al Señor que nos avisa la conversión del corazón, el anuncio de la paz;
escuchemos lo que Dios nos tiene preparado como pueblo suyo y amigos que somos
de Él. Los atributos divinos personificados vienen a instaurar el reinado de
Dios en la tierra y en nuestros corazones.
La vida es una cita de amor
Se nos presentan estos versículos (14-15) del
Evangelio según San Mateo, con una discusión sobre el ayuno, aunque es un claro
anuncio de la muerte de Jesús. Se habla de los discípulos de Juan Bautista y de
los fariseos, que practicaban ayunos por propia iniciativa para apresurar con
su piedad la venida del Reino; pero Jesús nos trae una nueva realidad y el
comportamiento de sus discípulos resulta escandaloso para los otros. El
tiempo de Jesús es un tiempo de felicidad porque Dios se ha desposado con la
humanidad y nos invita a festejar ese gran acontecimiento. La parábola del vino
nuevo (9, 16-17) la encontramos en Mateo después de su elección como discípulo
(9, 9); habla de la relación entre las enseñanzas de Jesús y
el judaísmo tradicional.
Todo el Antiguo Testamento anuncia el amor de Dios
por la humanidad; Jesús es el esposo misterioso que invita a su boda y cuando
el novio invita a sus amigos a su boda, ellos y ellas van a una fiesta y, es
ocasión de gozo y alegría. Vivamos con la presente invitación al “banquete de
bodas”, con la certeza de asistir a un lugar privilegiado de encuentro con el
Señor, donde pondremos el vino nuevo en odres nuevos.
La Orden de Predicadores celebra a Benedicto XI,
Papá; su nombre de bautismo es Nicola Boccasini, fue dominico (Provincial y
Maestro de la Orden, destacando por su inteligencia) y diplomático, Obispo y
Cardenal (destacando por su cualidades conciliadores) y, llegó a la Sede de
Pedro. Vivió consagrado al Señor, encontrándose fraternalmente con sus
hermanos, atento al diálogo y a la escucha. Sea para nosotros ejemplo con su
testimonio, ya que su vida fue “una cita de amor” con el Señor.
Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/7-7-2018/
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