Lectura del
santo evangelio según san Mateo 8, 18-22
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha
gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le
dijo:
«Maestro, te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros
nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.» Otro, que
era discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Jesús
le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.»
Reflexión del
Evangelio de hoy
Venden al inocente por dinero y al pobre por un
par de sandalias
Nacido en Técoa, un pueblo cercano a
Jerusalén, Amós es el primer profeta cuyos textos fueron puestos por escrito.
Su ministerio profético va a desarrollarlo en el territorio del reino del
Norte. Con un mensaje y un lenguaje duro, Amós ha sido llamado el profeta de la
justicia. Su denuncia de unas relaciones sociales desiguales, donde se explota
a los últimos, sigue teniendo clara actualidad.
A mitad del siglo VIII, después de largos años de
sometimiento y humillación, el Reino Norte entra en una etapa de prosperidad.
Sin embargo, este bienestar oculta una descomposición social. La suerte de los
ciudadanos modestos era tremendamente dura, y el Estado hacía poco o nada por
aliviar dicha situación. El contraste entre ricos y pobres era abismal. Y
aquí se sitúa nuestro profeta de hoy para denunciar este escenario, no querido
por Dios. Él va a urgir a su pueblo a cambiar las prioridades. Lo más
importante no es un culto al Señor vacío, sino la justicia.
¿Cuáles son las acusaciones del profeta contra
Israel? “Por tres delitos y por el cuarto, no le perdonaré”, Amos acusa al
pueblo de opresión: 1) El justo es vendido por dinero y el pobre por un par de
sandalias, este último no puede pagar su deuda que es el equivalente al
calzado. La desproporción no tiene medida. 2) El segundo delito es la
humillación del débil, del que no cuenta, hasta pisar su cabeza. 3) El padre y
el hijo explotan a la mujer sexualmente, en contra de lo que dice la ley (Ex
21,7-11). 4) Se vulnera la ley de Dios al no devolver por la tarde el vestido
que el deudor había dejado en prenda. En definitiva, el dinero, la fuerza y el
poder constituyen la única ley que funciona en las relaciones entre los hijos
de Israel.
El castigo (v. 13-16) estalla como un trueno y se
dirige al héroe, al valiente, al aguerrido, todos ellos serán reducidos a
polvo; todo cae, se despoja y desaparece. Mensaje difícil de aceptar el del
profeta Amós, ¿no tiene futuro este pueblo? ¿No hay lugar para la esperanza?
Parece claro que sí, de otro modo la predicación del profeta no tendría
sentido. El futuro y la esperanza de Israel igual que la de todos los pueblos
pasa por mirar, acoger, posibilitar, crear un mundo mejor para las víctimas,
para los últimos. ¿No nos sacude la conciencia y el corazón lo que vemos
en las noticias estos días?
Maestro te seguiré adonde vayas
El capítulo 8 de Mateo es una catequesis sobre la
fe y el seguimiento. Nuestro relato está situado en medio de distintas
curaciones y milagros. Es la actividad propia de Jesús a la hora de anunciar
que el Reino de Dios ya está aquí. Él enseña (acaba de pronunciar el sermón del
monte) y cura, a un leproso, al criado del centurión, a la suegra de Pedro.
Pero además hay otro signo fundamental que muestra el Reino como una realidad
presente y es la vocación al seguimiento de Jesús.
Mateo nos muestra a modo de ejemplo, la
radicalidad de la llamada, la responsabilidad que conlleva seguir a Jesús. Él
ya ha llamado a algunos discípulos para estar con él y enviarlos más tarde, a
la misión. Viendo la gente que le rodea manda pasar a la otra orilla. Parece
que Jesús toma distancia de la gente, no todos comprenden el sentido profundo
de sus signos, no todos reconocen en él al Mesías.
Sin embargo, un escriba, un teólogo conocedor de
la ley se le acerca, tal vez para tentarle como harán seguidamente los fariseos
y saduceos, y le llama Maestro. Jesús no se deja confundir, el escriba no sabe
quién es verdaderamente el Señor. Él no es un maestro al uso, como los rabinos
judíos, él es Alguien a quién cada uno de sus seguidores ha de descubrir: ¿Quién
es Jesús para mí?. La respuesta del Maestro, va en la línea de lo que el
escriba puede comprender: “el hijo del hombre no tiene dónde reclinar la
cabeza”; es decir, no busca conocimiento, sabiduría y poder. Por ello, el
escriba no está preparado para el seguimiento, no ha convertido su corazón a
Jesús, sólo le mueve su necesidad de saber.
A continuación, aparece uno de los discípulos de
Jesús, y le llama Señor, éste sí ha dado el paso en el seguimiento, él ya ha
sido llamado, pero necesita una nueva llamada de Jesús, más radical y
responsable que la anterior: “Tú, sígueme”. El Maestro ya ha mostrado que
seguirle implica una ruptura con la vida anterior que cada persona tenía, que
las relaciones familiares se transforman acorde a quienes cumplen la voluntad
de Dios. La fraternidad del Reino no son lazos de carne y sangre, sino la unión
de aquellos que han descubierto la auténtica Vida escuchando, comprendiendo y
poniendo en práctica lo que el Padre quiere de cada uno. Por eso, hay que dejar
a un lado los signos de muerte e ir detrás de quién únicamente puede darnos la
salvación y la vida. ¿Estás dispuesto o dispuesta?
Hna. Carmen Román Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/2-7-2018/
Congregación de Santo Domingo
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/2-7-2018/
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