Lectura del santo evangelio según san Mateo
9, 1-8
En
aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su
ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que
tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema.» Jesús, sabiendo lo que
pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus
pecados están perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues,
para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar
pecados "dijo dirigiéndose al paralítico": "Ponte en pie, coge
tu camilla y vete a tu casa."» Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver
esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal
potestad.
Reflexión del Evangelio de hoy
Ve y
profetiza
“El
Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel”.
El verdadero profeta, como en este caso Amós, cumple lo que le pide el Señor,
aunque su mensaje sea de malas noticias para el pueblo y el rey. Nada ni nadie
le hará callar.
El
sacerdote Amasías, quiere impedir a Amós que transmita el mensaje recibido del
Señor: la ruina de la dinastía de Jeroboam y la deportación del pueblo:
“Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá… No vuelvas a profetizar en Casa
de Dios”. Pero Amós hace caso al Señor y no a Amasías. Sabemos además que su
profecía, al poco tiempo, se cumplió: Jeroboam se hundió y el pueblo fue
deportado.
Algo
parecido le sucedió a Jesús, el Profeta. Traía una buena noticia para todo el
pueblo, para toda la humanidad. Pero a algunos de sus contemporáneos su mensaje
les pareció escandaloso, principalmente a las autoridades religiosas de
entonces. Le quisieron reducir al silencio, pero él siguió proclamando su
liberador mensaje. Le mataron, pero al tercer día su Padre Dios le resucitó.
Volvió a la vida él y su mensaje hasta el día de hoy.
Ponte
en pie
Jesús
nos quiere siempre “de pie”, no por el suelo, no derrotados por nada ni por
nadie, caminando por esta tierra hacia nuestra patria celestial. El evangelio
de hoy es todo un símbolo de lo que desea Jesús para todos nosotros. Conoce los
límites de la vida humana, conoce las heridas que podemos sufrir. El pasaje de
hoy nos habla de dos heridas. Una de ellas es el pecado. Ir en contra de lo que
Dios, principalmente a través de su hijo Jesús, nos ha indicado como el camino
a seguir para encontrar vida y vida abundante. De esa manera, vamos también en
contra de nosotros, de lo que le hemos prometido a Jesús de seguir sus
pasos. Nuestro pecado nos hace daño. Nos deja el corazón herido, dolorido,
avergonzado. Jesús es capaz de perdonarnos para que podamos caminar de pie, sin
que nuestro pecado, nuestra mala acción, nos pueda, nos derrote… Jesús nos
perdona, cura nuestra herida. “¡Ánimo, hijo!, tus pecados están
perdonados”.
Otra
herida es la enfermedad física. En el caso de hoy, nos encontramos con un
paralítico. A quien Jesús cura. “Se puso en pie” y pudo seguir a Jesús, caminar
erguido, con libertad, sin las limitaciones físicas.
Fray Manuel Santos
Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/5-7-2018/
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