Lectura del santo evangelio según san Mateo
11,28-30
En
aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y
agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es
llevadero y mi carga ligera.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Mi
alma te ansía
El
secreto, la gran alegría de creyente de todos los tiempos, está en descubrir
cómo es ese Dios en el que cree para llevarse una gran sorpresa positiva. Un
Dios que ama con divina intensidad al hombre, que busca siempre su bien, que no
le dejará nunca solo, que le acompañará siempre en su trayecto terreno antes de
inundarle de total felicidad después de su muerte. El creyente que nos presenta
Isaías canta con profundo entusiasmo las maravillas que Dios hace con los que le
aceptan. ¡Cómo no ansiar encontrarse de tú a tú con ese Dios que allana el
sendero del justo, que brinda a borbotones su luz y su justicia, que nos regala
su paz! “Mi alma te ansía de noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti”.
Si
esto eran capaces de captarlo los creyentes del Dios Yahvé en el Antiguo
Testamento, con cuanta más intensidad y gozo lo podemos vivir los que los que
hemos nacido después de la venida de Jesús, el que nos reveló con más claridad
el verdadero rostro de Dios, de un Dios Padre que nos regaló a su propio Hijo,
el que nos descubrió con más claridad quién es Dios y los secretos de la vida
humana. Iluminó para siempre nuestra vida. “Yo soy la luz del mundo, el que me
sigue no andará en tinieblas”.
Venid
a mí
Jesús,
que es Dios, que es el hijo de Dios, nos instruye como acabamos de decir sobre
quién es él, sobre quién es Dios. Una de sus notas: Es el que nos anima a
acudir a él en nuestros cansancios y agobios porque “yo os aliviaré”. Es el que
nos ayuda, el que nos reconforta, el que nos anima en los momentos difíciles de
nuestra vida, cuando el desaliento y el desasosiego nos visitan. “Cargad con mi
yugo y aprended de mí”. Nos pide seguir su camino, vivir como él vivió. Es la
mejor manera de encontrar nuestro descanso y nuestro gozo.
Una
vez más hay que decirlo. Jesús no nos promete que si le seguimos todo nos irá
bien, que todo va a ser vida y dulzura. No. A veces, al seguir sus huellas, nos
encontraremos con cruces, con zozobras. Lo que sí nos promete es su presencia
amorosa en todos los momentos, en los buenos y en los otros, y eso nos animará
y nos dará fortaleza y alivio.
Fray Manuel Santos
Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/19-7-2018/
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