Hoy, viendo la "parálisis" de este joven rico
—incapaz de responder a la llamada del amor— nos planteamos el sentido de la
actividad económica y su finalidad. Los bienes materiales son
"bienes", pero no tienen razón de fin, sino de medios: el auténtico
desarrollo humano debe ser "integral"; debe promover a todos los
hombres y a todo el hombre.
El desarrollo necesita ser ante todo auténtico e integral:
el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre mismo, la
persona en su integridad, pues el hombre es el autor, el centro y el fin de
toda la vida económico-social. Las crisis económicas suelen tener una raíz
moral, lo cual nos obliga a revisar nuestro camino: nuestro mundo necesita una
profunda renovación cultural y el redescubrimiento de valores de fondo.
—El "subdesarrollo moral" —caracterizado por una
visión restringida y corta de la persona y su destino— entorpece el desarrollo
auténtico: los costes humanos son siempre también costes económicos, y las disfunciones
económicas comportan igualmente costes humanos.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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