Hoy consideramos que la fe no es únicamente una opción
individual, no es una relación exclusiva entre el “yo” del fiel y el “Tú”
divino, entre un sujeto autónomo y Dios. Por su misma naturaleza, se abre al
“nosotros”, se da siempre dentro de la comunión de la Iglesia.
Esta apertura al “nosotros” eclesial refleja la apertura
propia del amor de Dios, que no es sólo relación entre el Padre y el Hijo,
entre el “yo” y el “tú”, sino que en el Espíritu, es también un “nosotros”, una
comunión de personas. Quien cree nunca está solo, porque la fe tiende a
difundirse, a compartir su alegría con otros. Quien recibe la fe descubre que
las dimensiones de su “yo” se ensanchan, y entabla nuevas relaciones que
enriquecen la vida.
—El catecúmeno, tras el nacimiento nuevo por el bautismo,
es recibido en la casa de la Madre para alzar las manos y rezar, junto a los
hermanos, el Padrenuestro, como signo de su pertenencia a una nueva familia.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos del Papa Francisco) (Città del Vaticano,
Vaticano).
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