Hoy nos preguntamos en qué consiste este "ser
niños" que Jesús considera como una necesidad ineludible. Ser niños, en el
sentido de Jesucristo, significa aprender a decir "Padre". El hombre
quiere ser Dios y —dando a esta expresión su sentido correcto— debe llegar a
serlo. Para comprender la enorme fuerza que se encierra en esta palabra, es
preciso leerla en la perspectiva de Jesús, el Hijo.
Pero cuando el hombre trata de serlo emancipándose de Dios
y de su condición de creatura, poniéndose por encima de todo y centrándose en
sí mismo —como en el eterno diálogo con la serpiente en el paraíso terrenal—
entonces acaba en la nada, porque se pone en contra de su misma verdad, que
significa un referirlo todo a Dios.
—¿Qué aprendiste tú, Jesús, de tu Madre? El "sí".
No un "sí" cualquiera, sino la palabra "sí", que avanza
siempre, incansablemente. Todo lo que tú quieras, Dios mío: "He aquí la
esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra".
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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