El Arzobispo de Huancayo, Monseñor Pedro Barreto Jimeno,
SJ., inició sus visitas pastorales a las parroquias más alejadas, donde se
celebran las fiestas patronales y costumbristas para evangelizar desde una
profunda religiosidad popular. Su itinerario se inició en el anexo de
Casablanca, en las alturas de Huancayo, a más de 4 mil metros sobre el nivel
del mar, donde fue recibido con bailes y vestidos típicos que representan la
Tunantada y el Santiago. A los acordes de una orquesta típica, el Arzobispo fue
invitado a acompañar al pueblo que bailaba como es la costumbre popular, se
cogió del brazo de sus acompañantes, en medio de la alegría de los pobladores.
Entre los danzarines había niños también con los atuendos típicos.
Momentos después celebró la Santa Misa en el templo del
pueblo, donde con mucho cariño les dijo a los fieles que está muy bien el amor
a Dios y a la Virgen, pero no con excesos en comida y licor. Señaló que el
dinero que se usan para comprar licor debería ser usado para obras sociales. En
otro momento de su discurso, el Arzobispo mostró su alegría de que esta
localidad cuente con agua gracias a la unión del pueblo y los instó a que sigan
unidos para que hagan más obras. También los felicitó por su contribución al
mejoramiento de la capilla que se encuentra bien conservada.
Continuando su visita, Monseñor Pedro Barreto se trasladó
a la localidad de Chupuro, donde se celebra la fiesta del Señor de la Caña, y
también participó en la fiesta patronal de Yanacancha y en el retiro de los
catequistas en Matahuasi. Posteriormente, visitó la parroquia Santa Fe de
Jauja, y en los próximos días acompañará las peregrinaciones a la Virgen de
Cocharcas en todo el Valle del Mantaro y en el Valle del Canipaco, donde hay
una profunda devoción a la Virgen.
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