Hoy, Jesucristo muestra cómo debe concretarse la
"vigilancia" (ya mencionada en el capítulo anterior del
"Discurso Escatológico"). Con la "Parábola de las vírgenes
necias y prudentes" insiste en que al cristiano no le basta con esperar,
debe "actuar"; no basta con "estar" en la Iglesia, sino que
hay que mantener viva la fe y hacer buenas obras.
"Vigilancia" no significa salir del presente,
olvidando el cometido actual, sino actuar —aquí y ahora— tal como se debería
obrar ante los ojos de Dios. "Vigilancia" implica, sobre todo,
apertura al bien, a la verdad, a Dios, en medio de un mundo a menudo
inexplicable y acosado por el poder del mal. "Vigilancia" comporta
que el hombre busque con todas las fuerzas y con gran sobriedad hacer lo que es
justo, no viviendo según sus propios deseos, sino según la orientación de la
fe.
—La verdad de tu palabra, Jesús, no es exigible
teóricamente: su certeza sólo se prueba en el ensayo, adentrándome en tu
voluntad.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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