Hoy la comunidad eclesial, mientras se prepara para
celebrar el gran misterio de la Encarnación, está invitada a redescrubrir y
profundizar su relación personal con Dios. La palabra latina "adventus"
se refiere a la venida de Cristo y pone en primer plano el movimiento de Dios
hacia la humanidad, al que cada uno está llamado a responder con la apertura y
adhesión que apreciamos en el centurión.
Al igual que Dios es soberanamente libre al revelarse y
entregarse, porque sólo lo mueve el amor, también la persona humana es libre al
dar su asentimiento, aunque tenga obligación de darlo: Dios espera una
respuesta de amor. Durante estos días la liturgia nos presenta como modelo
perfecto de esta respuesta a la Virgen María.
—Santa María, tú mejor que nadie puedes guiarnos a
conocer, amar y adorar al Hijo de Dios hecho hombre. Acompáñame para que me
prepare con sinceridad de corazón y apertura de espíritu a reconocer en tu Niño
de Belén al Hijo de Dios que vino para salvarnos.
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