Hoy reafirmamos nuestra fe en el acontecimiento histórico
de que hace 2000 años el Hijo de Dios se encarnó, haciéndose
"visible" —con hechos y palabras— en Jesús de Nazaret. Sin embargo,
algunos investigadores —desde hace algunas décadas— comenzaron a abrir una
grieta entre el "Jesús histórico" y el "Cristo de la fe".
Abusando del "método histórico-crítico", han
afirmado que la imagen de Cristo que nos ha llegado por la fe (a través de la
Iglesia) no se corresponde con el Jesús que existió históricamente. Pero las
reconstrucciones de este Jesús, hechas dejando de lado la fe, han resultado
cada vez más contrastantes: desde el revolucionario anti-romano hasta el
moralista benigno... Estas reconstrucciones son más una fotografía de sus
autores y de sus propios ideales que un poner al descubierto la imagen del
verdadero Jesucristo.
—Jesús, sin prescindir de la historia, confieso tu
divinidad y comunión con el Padre. Y desde esta fe —y sólo así— resultan
también razonables históricamente tus actuaciones y tus palabras recogidas en
los Evangelios.
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