Día litúrgico: La Santísima Trinidad (A)
Texto del Evangelio (Jn 3,16-18): En aquel tiempo,
dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para
que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios
no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo
se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está
juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios».
Comentario: Mons. Joan Enric VIVES i Sicília
Obispo de Urgell (Lleida, España).
Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único
Hoy nos viene bien volver a escuchar que «tanto amó Dios
al mundo…» (Jn 3,16) porque, en la fiesta de la Santísima Trinidad, Dios es
adorado y amado y servido, porque Dios es el Amor. En Él hay unas relaciones
que son de Amor, y todo lo que hace, activamente, lo hace por Amor. Dios ama.
Nos ama. Esta gran verdad es de aquellas que nos transforman, que nos hacen
mejores. Porque penetran en el entendimiento, se nos hacen del todo evidentes.
Y penetran nuestra acción, y la van perfeccionando hacia una acción toda de
amor. Y como más puro, se hace más grande y más perfecto.
San Juan de la Cruz ha podido escribir: «Pon amor donde no
hay amor, y encontrarás amor». Y esto es cierto, porque es lo que Dios hace
siempre. Él «ha enviado a su Hijo al mundo (…) para que se salve» (Jn 3,17)
gracias a la vida y al amor hasta la muerte en cruz de Jesucristo. Hoy le
contemplamos como el único que nos revela el auténtico amor.
Se habla tanto del amor, que quizá pierde su originalidad.
Amor es lo que Dios nos tiene. ¡Ama y serás feliz! Porque amor es dar la vida
por aquellos que amamos. Amor es gratuidad y sencillez. Amor es vaciarse de uno
mismo, para esperarlo todo de Dios. Amor es acudir con diligencia al servicio
del otro que nos necesita. Amor es perder para recobrarlo al ciento por uno.
Amor es vivir sin pasar cuentas de lo que uno va haciendo. Amor es lo que hace
que nos parezcamos a Dios. Amor —y sólo el amor— es la ¡eternidad ya en medio
de nosotros!
Vivamos la Eucaristía que es el sacramento del Amor, ya
que nos regala el Amor de Dios hecho carne. Nos hace participar del fuego que
quema en el Corazón de Jesús, y nos perdona y rehace, para que podamos amar con
el Amor mismo con que somos amados.
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