7 de octubre, 2013 (romereports.com) Los católicos de Boston han tenido que afrontar muchas pruebas los últimos años. Desde los escándalos de abusos sexuales hasta la atención de víctimas del atentado del maratón.
Con casi 650 sacerdotes, es una de las diócesis más grandes de Estados Unidos. Algunas de sus experiencias muestran los momentos que han atravesado.
P. Richard Uftring
Sacerdote, Archidiócesis de Boston
“El 11 de septiembre estuve en contacto con la compañía American Airlines antes de que perdieran el primer avión”.
Richard Uftring es el capellán del aeropuerto de Boston. No puede olvidar aquella horrible mañana en que varios aviones que despegaron en Boston se estrellaron contra las Torres Gemelas, el Pentágono y un prado en Pennsylvania. Unos diez años después, otro sacerdote experimentó algo semejante.
P. Sean O'Connor
Sacerdote, Archidiócesis de Boston
“El día del Maratón de Boston, llegué a la zona del atentado y me pusieron una chaqueta de policía para que pudiese acercarme a las zonas de las explosiones”.
Sean O'Connor fue policía antes de ordenarse sacerdote, pero nada le había preparado para lo que vio aquel día. Uno de los chicos que murió por la explosión iba a Misa a su parroquia.
Tragedias como estas muestran la importante labor de los sacerdotes en Boston. Pero, ¿quién cuida de ellos cuando envejecen? El cardenal de Boston Sean O'Malley lanzó Clergy Funds, una fundación que cubre los gastos médicos de los sacerdotes ancianos de la archidiócesis. También les proporciona sustento.
P. Richard Uftring
Sacerdote, Archidiócesis de Boston
“Llevo aquí más de 17 años. Para mí la capilla del aeropuerto es una parroquia. La puerta está siempre abierta y siempre tiene mucho movimiento”.
Los donativos son claves. Gracias a ellos, sacerdotes que han dado mucho reciben algo a cambio. Sobre todo cuando más lo necesitan.
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