En el contexto de la celebración de las Bodas de Plata sacerdotales de nuestro Obispo, el mediodía del martes 23 de Julio, a los pies
de la Virgen del Buen Paso, nuestros hermanos seminaristas Renzo
Miguel Saldaña Gonzales y Jaime Luis Carrascal Quiroz, estudiantes de cuarto
año de Teología fueron instituidos ministros lectores y acólitos en una solemne
y familiar celebración eucarística presidida por Mons. Juan Carlos Vera Plasencia, Obispo Prelado de Caravelí.
Por
ministerio se entiende toda función ejercida dentro de la comunidad y para la
edificación de la misma. Se trata, pues, esencialmente de un “servicio”, que
expresa además la idea de una fidelidad y adhesión especial a Dios y por tanto
a los hermanos.
Una
de las novedades del período posterior al Concilio Vaticano II reside en la valoración
de los ministerios no ordenados, que no sólo han ocupado el sitio de las
antiguas «órdenes menores», sino que han modificado su estatuto
teológico-eclesial. Efectivamente, las órdenes menores estaban reservadas para
los candidatos al sacerdocio, y su sentido fundamental, incluso
existencialmente, era el de constituir una etapa de transición con vistas al
sacerdocio ordenado. Esta situación cambió después del motu proprio “Ministeria Quaedam” de Pablo VI (15
de agosto de 1972), con el que -una vez abolido el Subdiaconado, el Exorcistado
y el Ostiariado- el Lectorado y el Acolitado se convertían, de órdenes menores,
en «ministerios instituidos» (para distinguirlos de los ministerios
«ordenados»: diaconado, presbiterado, episcopado) y no ya en simples etapas de
paso para los aspirantes al sacerdocio, dado que pueden ser recibidos también
por “viri
laici” (hombres laicos).
El
Lector queda instituido para la función, que le es propia, de leer la Palabra
de Dios en la asamblea litúrgica.
El
Acólito queda instituido para ayudar al diácono y prestar su servicio al
sacerdote. Es propio de él cuidar el servicio del altar, asistir al diácono y
al sacerdote en las funciones litúrgicas, principalmente en la celebración de
la Misa; además distribuir, como ministro extraordinario, la Sagrada Comunión
cuando faltan los ministros de que habla el c. 845 del C. I. C. o están
imposibilitados por enfermedad, avanzada edad o ministerio pastoral, o también
cuando el número de fieles que se acerca a la Sagrada Mesa es tan elevado que
se alargaría demasiado la Misa.
Nuestros
hermanos Renzo Saldaña y Jaime Carrascal, habiendo sido instituidos ministros
laicos lectores y acólitos pueden desempeñar un apostolado de un alcance más
significativo. Nos alegramos con toda la Iglesia y de modo especial por
aquellas almas que recibirán por medio de estos jóvenes ministros la Palabra de
Dios y la sagrada Comunión cuando la autoridad eclesiástica competente les
delegue tan noble oficio.
P. Gonzalo Tuesta Encina
Rector del Seminario Menor “Pío X” de Caravelí
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