Nota de Prensa Nº 012-2013
Con la esperanza de la gozosa Resurrección, la Conferencia Episcopal Peruana informa a todos los hombres y mujeres de buena voluntad el
sensible fallecimiento del Excelentísimo Monseñor William Dermott Molloy
McDermott, Obispo Emérito de Huancavelica, quien partió a la Casa del Padre
esta mañana, en Lima, a la edad de 83 años.
Mañana, a las 9:00 de la mañana, se celebrará una Misa de
Exequias en la Parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación (Los Pinos 291 –
Camacho), en La Molina. Luego, los restos de Monseñor Molloy serán trasladados
a Huancavelica para su eterno descanso.
Monseñor William Dermott Molloy nació en Dublín – Irlanda,
el 10 de mayo de 1930. Fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1955. Fue
consagrado Obispo el 4 de julio de 1976 y trasladado a la Diócesis de
Huancavelica el 14 de enero de 1982.
Monseñor William Dermott Molloy, conocido como “Monseñor
Demetrio”, llegó al Perú después de trabajar algunos años en la Diócesis de
Alabama (EEUU). Durante catorce años estuvo al frente de una parroquia
campesina en Huancarama (Apurímac), donde aprendió el quechua y lo llegó a
dominar. En 1976 fue consagrado Obispo Auxiliar de Huancavelica y desde 1982,
ya como Obispo titular, supo dirigir la Diócesis en momentos difíciles por la
pobreza material y por el terrorismo.
Difundió el amor a la cultura quechua con sus cantos y su
idioma. Así lo demuestran sus diversas traducciones al quechua de la Biblia, del
Ritual de sacramentos, el Misal y el Catecismo. También promocionó la atención
a los niños y ancianos abandonados con la creación de comedores populares y
asilos de ancianos. Se preocupó por la formación de los jóvenes con la creación
del “Colegio Seminario San Juan María Vianney”, el Instituto Pedagógico “Santa
Rosa”, y promovió la “Escuela de música Santa Cecilia” donde los niños y
jóvenes, varios de ellos hoy presbíteros, cultivaron el amor a Dios mediante la
música y el canto.
Además, por intermedio de Caritas, realizó diversas obras
de proyección social en el mundo campesino, de quienes se preocupó también por
su atención espiritual. La formación de los catequistas rurales y la promoción
vocacional al sacerdocio y a la vida religiosa fueron algunas de sus
prioridades.
Como reconocimiento a su gran labor pastoral, en enero de
2006, en el marco de la 87ª Asamblea Plenaria, los Obispos del Perú le
otorgaron la Medalla de Santo Toribio de Mogrovejo, por su servicio a la
Iglesia en el Perú.
Así también, en julio de este año, el Congreso de la
República le otorgó la Medalla de Honor en el Grado de Caballero, en
reconocimiento a su infatigable labor pastoral, educativa y asistencial durante
cerca de treinta años en el departamento más pobre del Perú.
Con el ruego de su difusión
Oficina de Prensa
Lima, 19 de agosto de 2013
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