Lectura
del santo evangelio según san Juan 6, 60-69
En aquel
tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oirlo, dijeron: -«Este modo de hablar es
duro, ¿quién puede hacerle caso?» Adivinando Jesús que sus discípulos lo
criticaban, les dijo: - «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del
hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no
sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo,
algunos de vosotros no creen.» Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no
creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: - «Por eso os he dicho que nadie
puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos
discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús
les dijo a los Doce: - «¿También vosotros queréis marcharos?» Simón Pedro le
contestó: - «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna;
nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Muchos
creyeron en el Señor
Estamos
en tiempo de pascua, en tiempo después de la resurrección de Jesús. Durante estos
días, las primeras lecturas nos suele hablar de la expansión de lo que hoy
llamamos iglesia de Cristo y cómo iba aumentando de día en día. Aumentó en
tiempo que sufrió persecución, donde San Pablo todavía no cristiano, perseguía
a los seguidores de Jesús. Pero hoy san Lucas nos relata cómo también se
expandía en tiempo de paz. “En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda
Judea, Galilea y Samaría… y se multiplicaba animada por el Espíritu Santo”.
En este
contexto encontramos a Pedro visitando diversas comunidades. Hoy le vemos en
Lida y Jafa donde realiza dos milagros. En Lida cura a un paralítico, a Eneas,
y en Jafa resucita a Tabita. “Esto se supo en toda Jafa y muchos creyeron en el
Señor”.
Ya sea en
tiempo de persecución, en tiempo de paz, con ambiente favorable o adverso,
todos los Pedros y Pablos, todos los predicadores del evangelio, que somos
todos los cristianos, con milagros o con la sola palabra de Dios, nunca nos
debemos predicar a nosotros mismos, sino solo a Jesucristo muerto y resucitado,
nuestro único Salvador, para que se adentre en el corazón de nuestros oyentes y
les pueda conquistar por su gran amor.
Señor, ¿a
quién vamos a acudir?
Jesús, en
su intento de acercarse a nosotros y decirnos quién es, no asegura: “Si no
coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en
vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo lo
resucitaré en el último día”.
Jesús
quiere demostrarnos que nos ama y nos ama hasta el extremo. Y el amor pide unión
con la persona amada. Sabe también que la unión con él, la amistad con él, es
un torrente de vida para nosotros. Por todo ello, porque es Dios y tiene poder
para ello y porque nos ama, es capaz de inventar la eucaristía, y hacer del pan
y vino eucarísticos su cuerpo y su sangre para que nosotros lo podemos comer y
beber. Y se produzca la intensa unión vital con él.
A algunos
de sus oyentes les pareció que Jesús se pasaba de la raya. No podían creer lo
que les decía. Sus palabras eran muy duras e imposibles y dejaron de seguirle.
Pero Jesús no se volvió agrás de su sublime oferta amorosa del pan y vino
eucarísticos. Y tuvo la valentía de preguntar a los que se quedaron con él si
también se querían marchar. “¿También vosotros queréis marcharos?”. Y Pedro, en
nombre de los seguidores de Jesús de todos los tiempos, le respondió: “Señor,
¿a quién vamos a acudir. Tú tienes Palabras de vida eterna; nosotros creemos y
sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios”.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/11-5-2019/
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