Lectura
del santo evangelio según san Juan 6,44-51
En aquel
tiempo, dijo Jesús a la gente: - «Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el
Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los
profetas: "Serán todos discípulos de Dios." Todo el que escucha lo
que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a
no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree
tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el
desierto el maná y murieron:
éste es el pan que baja del cielo, para que el
hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el
que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para
la vida del mundo.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Lo
arrancaron de los vivos
Un eunuco
encuentra a Felipe por el camino. Parece que un ángel le hubiera dado una
brújula a Felipe para que se encontrara con él. Lo cierto es que Felipe no se
fijó en la condición de aquel hombre: ni en su condición de ministro, ni en su
condición de eunuco (hombre poco viril que gozaba de los favores del rey).
La
lectura del Profetas Isaías del siervo de Yahvé le llevó al eunuco a preguntarse
sobre a quién se refería las palabras del profeta. Felipe, se sienta a su lado,
y le habla de lo sucedido a Jesús de Nazaret. Le anunció el Evangelio de Jesús,
dice el texto. El anuncio condujo al eunuco a querer bautizarse.
El
anuncio de la vida, muerte y resurrección de Jesús no está limitado a un
pueblo, ni tampoco limitado a un determinado tipo de personas, todos somos
destinatarios de la salvación. La única condición es escuchar la palabra de
Dios, aceptarla, y querer comprometerse con la fe. Bautizarse es morir con
Cristo, y asumir la vida de Cristo. Nada impide seguir a Cristo como discípulo
si es capaz de escuchar su evangelio y aceptarlo.
La
pregunta por Jesús de Nazaret no nos deja igual. Nos trastoca y nos transforma
todos nuestros proyectos y caminos. Sólo la docilidad a sus palabras nos
permitirá encontrar una respuesta confiada de fe.
Todo el
que escucha lo que dice el padre y aprende viene a mí
No vale
sólo con la escucha, lo que conduce a Cristo es aprender de la Palabra que
escuchamos sobre Dios, en este caso del Padre. Esta idea nos recuerda las
palabras en la teofanía del Bautismo de Jesús, en la que Dios Padre nos
anuncia: “Este es mi Hijo amado, Escuchadle”.
La
escucha es el inicio del camino del discipulado, pero es el compartir la
palabra, el compartir la vida, lo que dará experiencia a cada discípulo y será
la puerta abierta para el aprendizaje.
Aprender
las cosas de Dios es toda una tarea comprometida. Supone la decisión previa de
creer en el proyecto de Jesús, de su programa de misericordia. Supone proclamar
cada día la bienaventuranza de los desfavorecidos, ellos serán dichosos porque
Dios ha puesto en ellos su mirada.
Aprender
las cosas de Dios supone el abandono total y confiado a su voluntad, comprender
que los caminos son un recorrido vital para la esperanza de que Dios siempre
cumple su promesa de no dejarnos solos.
Oremos
para que cada día encontremos al resucitado junto a nuestros pasos de fe, y
podamos llevar a los demás el evangelio de la vida.
Fr. Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/9-5-2019/
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