Lectura
del santo evangelio según san Juan 14, 6-14
En aquel
tiempo, dijo Jesús a Tomás:
-«Yo soy
el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me
conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis
visto.»
Felipe le dice:
Felipe le dice:
-«Señor,
muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le
replica:
-«Hace
tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha
visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo
estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta
propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras, Creedme: yo estoy en el
Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree
en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy
al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo.
Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. »
Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. »
Reflexión
del Evangelio de hoy
La
Resurrección, nuestra razón de ser
Hoy San
Pablo nos dice de manera rotunda cual es el pilar fundamental de nuestra Fe:
que Cristo resucitó y vive. Así de claro, así de sencillo ¡Y así de grande! En
su carta a los Corintios les recuerda lo que les había predicado cuando estuvo
con ellos: la Pasión y muerte de Jesús y su Resurrección y que todo fue para el
perdón de nuestros pecados. Les relata las personas que vieron al Maestro y
dieron testimonio de que estaba vivo, como queriendo reforzar sus palabras,
estamos en los primeros momentos de la Iglesia y muchos de los que fueron
testigos del paso de Cristo por la tierra aún vivían.
Y el
mismo San Pablo narra como también a él se le apareció. El Apóstol
ha sido testigo en primera persona de que Jesús está con nosotros. Y nos
recuerda que es en eso precisamente en lo que se fundamenta nuestra Fe, en un
Dios vivo, cercano y presente. Con esa confianza debemos abordar nuestras
relaciones con Dios.
Nuestro
cimiento es la fe
Tomás y
Felipe nos dan la oportunidad de conocer un poco más a Jesús. Ellos le exponen
sus dudas al Maestro y Él les da una respuesta que solo desde el corazón
podemos entender: La unidad del Padre y el Hijo, “Quien me ha visto a mí, ha
visto al Padre”. Y va más allá al decirles, al decirnos, que si no creemos en
sus palabras creamos en las obras: “El Padre, que permanece en mí, hace sus
obras. Creedme, yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las
obras”. El Dogma de la Santísima Trinidad (muy presente en este pasaje, pienso
que es el Espíritu Santo el que inspira a Jesús y mueve a Jesús) es muy difícil
de entender por nosotros, pero basta con escuchar atentamente las palabras de
Cristo para abandonarnos a su confianza y creer sin miedo y sin reservas.
Y una vez
más Cristo nos anima a pedir con confianza, a orar con la seguridad de que
seremos escuchados y atendidos: “…Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo” Es una prueba más del amor
infinito que nos tiene Dios, de su Misericordia para con nosotros. Podemos no
entender, podemos dudar, pero siempre tenemos que tener la certeza de que la
mano tendida del Padre nos aguarda. Sé que son cosas difíciles de comprender,
por eso os animo a que perseveréis en la Fe, que pidáis Fe a Cristo. La Fe es
la roca fuerte en la que cimentar nuestra vida, la palanca que moverá nuestro
corazón en el camino hacia a Dios y en nuestras relaciones con los demás.
“Yo soy
el camino, la verdad y la vida” dice Jesús al inicio de este pasaje….” “Quien a
Dios tiene, nada le falta” nos dirá Santa Teresa. Camino, Verdad y Vida ¿Qué
más podemos necesitar?
D. Luis Maldonado Fernández de
Tejada, OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
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