Hoy, Jesucristo tiende un puente de "tolerancia"
—incluso de "sana cooperación"— ante el arrebato de
"exclusivismo" que se le escapa al apóstol Juan, no en vano apodado
"hijo del trueno". Es una llamada de atención ante el peligro de la
intolerancia y de la violencia. Para impedir que la fuerza del Derecho se
transforme en arbitrariedad, debe someterse a criterios firmes que todos han de
reconocer.
Además, son necesarios gestos de humanidad que interrumpan
la intolerancia y la violencia, que busquen al hombre que hay en el otro y
apelen a su humanidad, incluso cuando a primera vista parecerían un
desperdicio. Es urgente un auténtico "ius gentium" libre de
intenciones y de actos de predominio hegemónico: sólo así puede resultar claro
que se trata de defender el Derecho común a todos, incluidos los que, por así
decir, están en el frente opuesto.
—Señor, como cristiano deseo aprender la disposición a la
reconciliación, haciendo todo lo posible para que prevalezca la conciencia, sin
que la pisoteen ideologías o intereses particularistas.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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