Hoy, llegamos al segundo de los tres preanuncios de la pasión que jalonan la subida de Jesús hacia Jerusalén. A esta enseñanza del Señor, ¡siempre!, sigue la resistencia de los discípulos. Jesús los (nos) corrige: el ascenso a Dios se produce precisamente en el descenso del servicio humilde, en el descenso del amor.
Dios mismo, en Jesucristo, se manifiesta en ese descenso:
no hizo alarde de su condición divina, sino que, despojándose de su rango, tomó
la condición de esclavo, hasta someterse a la "muerte de cruz" (cf.
Flp 2,6-9). Los anuncios de la pasión encuentran su culminación en la
explicación que sigue al último de ellos: "El Hijo del hombre no ha venido
para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos"
(Mc 10,45).
—Jesús es el "siervo" de Dios que padece y
muere, tal como el profeta Isaías había previsto en sus cantos. El "servir"
es la verdadera forma de reinar, y nos deja presentir algo de cómo Dios es
"Señor".
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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