9 de junio, 2013 (romereports.com) En los años 70 el sacerdote italiano Oreste Benzi organizaba campamentos de verano que involucraban también a jóvenes con discapacidad. Una propuesta revolucionaria que constituyó la semilla de la “Comunidad Papa Juan XXIII” que hoy está en 32 países. Su carisma es buscar el rostro de Jesús en los más pobres, en los que más sufren.
Irene Ciambezi
Responsable Comunidad Papa Juan XXIII
“El corazón de la Comunidad es la frase que siempre decía Don Oreste: “Demos una familia a quien no la tiene”. Así pues hablamos de personas con discapacidad. Pero también de las chicas de la calle, víctimas del tráfico de personas, presos de la cárcel, drogadictos, la pobreza en todos sus niveles”.
La vida de Irene Ciambezi cambió radicalmente cuando conoció al Padre Oreste. Convirtió su propia casa en una “casa familia”, un lugar donde acoger a personas necesitadas y compartir con ellas su vida. La Comunidad Papa Juan XXIII está convencida de que el amor y el servicio son dos instrumentos capaces de cambiar la sociedad.
Irene Ciambezi
Responsable Comunidad Papa Juan XXIII
“Son sobre todo fuertes experiencias de servicio. Los jóvenes quedan atrapados no sólo por el hecho de trabajar juntos en el campo escuela, sino más bien por el deseo de crear una sociedad mejor en la que es posible ayudar a los más marginados”.
Los “Cascos Blancos” son uno de sus proyectos más destacados. Son jóvenes de entre 18 y 28 años que deciden dedicar un año de su vida a la defensa de los más débiles en países en conflicto. Tienen proyectos por ejemplo en Colombia donde protegen a las familias que están amenazadas por los traficantes de droga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario