Algunos analistas afirman que el hombre “posmoderno”
confunde la libertad individual, con una autonomía absoluta que le hace incapaz
para creer en certezas definitivas. Esta cultura denominada “cultura light”,
sometida como decía Benedicto XVI, a la “dictadura del relativismo”, padece de
algunos males que lo está llevando a una grave desintegración familiar. La
familia crece alimentada por un fuerte individualismo, el subjetivismo y la
indiferencia. En muchos países la política de salud pública apoya la mentalidad
anticoncepcional separando la sexualidad del compromiso y de la fidelidad; las
teorías de género que propone nuevos modelos de relación entre los sexos y
roles de varón o de mujer, se aleja del designio de Dios expresado en el
Génesis. Que urgente suenan, entonces, las proféticas Palabras del Santo Padre
El Papa: «se debe proteger al hombre contra la destrucción de sí mismo» y que «es
necesario que exista una especie de ecología del hombre bien entendida» (cf.
Benedicto XVI, Caritas in veritate, 51).
Frente a este desafío el Santo Padre Benedicto XVI nos ha
convocado al Año de la fe, reafirmando la tarea de una Nueva Evangelización
para la transmisión de la fe cristiana. La «nueva evangelización es el esfuerzo
de renovación que la Iglesia está llamada a hacer para estar a la altura de los
desafíos que el contexto socio-cultural actual pone a la fe cristiana, a su
anuncio y a su testimonio […] A estos desafíos la Iglesia responde no
resignándose, no cerrándose en sí misma”. Se trata de «asumir con alegría y
fervor la misión fundamental para la cual Jesús envía a sus discípulos: el
anuncio del Evangelio " (cf. Mc 16,15)»
Entre los nuevos areópagos que la fe propone a los
discípulos misioneros de Jesucristo, está el mundo de las decisiones sobre los
pueblos: «que sepan ser testigos de Jesucristo allí donde el silencio de la fe
es más amplio y profundo: entre los políticos, intelectuales, profesionales de
los medios de comunicación…» (Benedicto XVI. Discurso a los obispos de Portugal
(13 de mayo de 2010).
Hoy, es urgente oír, acompañar y apoyar la voz de la
Iglesia cuando defiende la valores inalienables de nuestra fe, pues como dice
el Papa: «No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar
la cabeza del cuerpo (cf. 1Co 12,12)». «Seguir a Jesús en la fe es caminar con
Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien
cede a la tentación de ir «por su cuenta» o de vivir la fe según la mentalidad
individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar
nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él». Los
granos de trigo unidos hacen el pan.
P. Guillermo Inca Pereda OSJ
Secretario Adjunto
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