11-02-2013 Radio Vaticana
(RV).- Nuestro director general y director de la Oficina
de Prensa de la Santa Sede, el P. Federico Lombardi, ha informado que tras su
dimisión Benedicto XVI se trasladará al monasterio de las religiosas de
clausura en la colina del Vaticano, apenas terminarán los trabajos de
reestructuración.
Cuando comience la sede vacante –explicó el padre Federico
Lombardi– en un primer momento el Papa se trasladará a las Villas Pontificias
de Castel Gandolfo y cuando concluirán los trabajos de reestructuración, irá al
monasterio de las religiosas de clausura en la colina vaticana.
En su encuentro con los periodistas el Padre Lombardi dijo
que el Papa nos ha tomado un poco de sorpresa en un día, además, en que es
festivo en el Vaticano. De modo que hemos tenido poco tiempo para organizarnos
en esta situación tan importante.
Como muchos de ustedes sabían –dijo a los periodistas–,
esta mañana estaba previsto el Consistorio ordinario público par algunas causas
de canonización, por lo que se estableció la jornada de la canonización de
algunos nuevos santos. En esta ocasión fueron convocados –por eso se llama
Consistorio público– los cardenales, todos los cardenales que están en Roma y
que pueden participar, por lo que había un gran número de purpurados en torno
al Santo Padre.
De ahí que nuestro director general haya dicho que el Papa
ha elegido esta ocasión particularmente significativa, con el colegio de
cardenales reunidos que está aquí en Roma, para anunciar algo tan importante.
En cuanto al texto de las dimisiones que el Papa leyó en
latín al término del Consistorio, el P. Lombardi destaca que el Papa dice que
ha examinado repetidamente su conciencia ante Dios. Por lo tanto, se trata de
una decisión personal, profunda, tomada en un clima de oración ante el Señor de
quien ha recibido la misión que está desarrollando. Y llegó a la certeza de que
sus fuerzas, a causa de la edad avanzada, ya no son aptas para ejercer de modo
adecuado el ministerio petrino.
Éste es el motivo fundamental de la decisión. Es decir –afirmó
nuestro Director General– el examen de conciencia sobre sus fuerzas con
relación al ministerio, a la tarea que debe desarrollar. El Papa también afirmó
que es consciente de que este ministerio por su esencia espiritual, debe ser
realizado no sólo con las obras y con las palabras, sino también sufriendo y
orando, por tanto, también está el valor del sufrimiento y de la oración en
este ministerio.
Entre las motivaciones de la dimisión del Papa, como se
nota en sus palabras, están las circunstancias del mundo de hoy que con
respecto al pasado son particularmente gravosas, por la rapidez y la cantidad
de los eventos y de los problemas que se plantean, y por tanto –dijo el P.
Lombardi– por la exigencia de un vigor que debe ser más fuerte que en los
tiempos pasados. Vigor del que el Papa afirma que ha disminuido en los últimos
meses.
Nuestro Director General también afirmó que es
significativa la frase: “Muy consciente de la seriedad de este acto, con plena
libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San
Pedro”.
Y dijo al respecto que esta es la declaración, digamos
formal, desde el punto de vista jurídico, importante. Porque en el Código de
Derecho Canónico, en el canon 332, parágrafo 2 se lee: “En el caso de que el
romano pontífice renuncie a su oficio, se requiere para la validez, que la
renuncia sea hecha libremente y que sea debidamente manifestada. No se
requiere, en cambio, que alguien la acepte”.
De modo que los dos puntos fundamentales son, por tanto,
la libertad y la debida manifestación.
Libertad y manifestación pública, como precisamente es el
Consistorio público, al que el Papa ha manifestado su voluntad.
Benedicto XVI permanece en sus plenas funciones y en su
servicio hasta el 28 de febrero a las ocho de la noche, hora de Roma. Desde ese
momento inicia la situación de “sede vacante”, regulada, desde el punto de
vista jurídico y canónico por los textos que se refieren a la “sede vacante” en
el Código de Derecho Canónico y en la Constitución Apostólica “Universi Dominici Gregis”, sobre la sede apostólica vacante de Juan Pablo II.
La declaración del Papa es coherente con lo que el mismo
Papa había declarado en el libro entrevista “Luz del mundo” de Peter Seewald,
en el que hay dos preguntas precisas que se refieren a la hipótesis de la
dimisión.
Seewal le había preguntado al Papa a propósito de
situaciones difíciles si éstas pesaban sobre el pontificado en curso y si el
Papa había pensado en dimitir. Y la respuesta de Benedicto XVI fue: “Cuando el
peligro es grande no se puede escapar, he aquí porqué éste, seguramente, no es
el momento de dimitir” (la referencia era la cuestión de los abusos sexuales,
etc.). “Es precisamente en momentos como éste en que es necesario resistir y
superar, la situación difícil. Éste es mi pensamiento. Se puede dimitir en un
momento de serenidad, o cuando sencillamente no es posible continuar, pero no
se puede escapar en el momento del peligro y decir “que se ocupe otro de esto”.
Por tanto dijo el Padre Lombardi, “aquí el Papa había
dicho que las dificultades no eran para él un motivo de dimisión, es más, era
un motivo para no dimitir.
La segunda pregunta de Seewal: “Por tanto, ¿se puede
imaginar una situación en la cual Usted considere oportuno que el Papa
dimita?”. La respuesta de Benedicto XVI fue: “Sí, cuando un Papa llega a la
clara conciencia de no ser más capaz física, mental y espiritualmente de
desarrollar el cargo que le ha sido encomendado, entonces tiene el derecho, y
en algunas circunstancias también el deber, de dimitir”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
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