Hoy, María va a visitar a su prima Isabel, ya anciana, a
quien todos tenían por estéril. Sin embargo, estaba en el sexto mes de una
gestación que era un don de Dios. La Virgen lleva en sus entrañas a Jesús,
recientemente concebido. Es una mujer joven, pero no tiene miedo, porque Dios
está con Ella, dentro de Ella.
Cuando entra en casa de Isabel, su saludo va lleno de
gracia: Juan salta de alegría dentro de las entrañas de su madre, como si
percibiera la presencia de Aquel a quien el día de mañana anunciará a Israel.
En este encuentro el protagonista silencioso es Jesús. María lo lleva en su
seno como un sagrario, y nos lo ofrece como el don más sagrado. Allí donde
llega María se hace presente Jesús.
—La alegría siempre ha de ser comunicada y compartida: Santa
María fue enseguida a comunicarla a santa Isabel. Éste es mi auténtico
compromiso en Adviento: llevar a los demás la mayor de las alegrías: la Navidad.
Fuente: master·evangeli.net
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