Estimados hermanos y hermanas:
Quiero expresar mi más profunda
solidaridad y cercanía con la Iglesia y el Pueblo chileno que está sufriendo
agresión y violencia, y que afecta sobre todo a las personas más humildes y
vulnerables de este amado país. Como dice el Consejo Permanente de la
Conferencia Episcopal de Chile en su comunicado de este 10 de noviembre: “la
gente no sólo está cansada de la injusticia, sino también de la violencia”.
También, nuestros hermanos y hermanas de la región
latinoamericana y caribeña están sufriendo de la violencia que enluta a familias enteras,
especialmente en Bolivia, Venezuela, Haití, Honduras, Nicaragua, Puerto Rico,
Ecuador, Chile y Perú. Causas de ello las encontramos en la corrupción, en las
democracias imperfectas y en las situaciones de pobreza, desigualdad, desempleo
o subempleo, baja calidad y cobertura de los servicios de salud, educación y
transporte, que han ido acumulando un gran descontento. En toda nuestra región
se viene dando una suerte de “explosión social” sin precedentes.
Además, la Iglesia que camina en América
Latina y El Caribe es un cuerpo. Cuando parte de ese cuerpo sufre, la Iglesia
toda sufre con él, comparte su dolor, pero también su esperanza. Por eso, hay
que insistir en la necesidad de buscar la Paz a través del Diálogo, con
participación de todos los actores e instituciones para buscar soluciones
reales que se orienten al Bien Común.
Finalmente, quiero expresar mi más firme
rechazo a la violencia, venga de donde venga, e invocar a los gobernantes y
autoridades de nuestra región a implementar políticas concretas y reales que
garanticen la promoción de la persona humana y el bien común, basados en los
derechos fundamentales de libertad, respeto, equidad, justicia y el cuidado de
nuestra casa común, para que nuestros pueblos realmente puedan tener un
desarrollo humano integral. Es importante mencionar que la política, que es
ante todo un servicio, no sea sierva de ambiciones individuales, ni de
prepotencia de facciones, porque la inmunidad de la que gozan muchos políticos
nunca debe llegar a ser impunidad.
Que la Santísima Virgen María en sus
múltiples advocaciones nos ayude, oriente e ilumine en la búsqueda de la paz,
la justicia y el bien común.
Paz y Bien
11 de noviembre de 2019.
+ Monseñor Héctor Miguel Cabrejos Vidarte OFM
Presidente del Consejo Episcopal
Latinoamericano (CELAM)
Presidente de la Conferencia Episcopal
Peruana
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