Miembros para la Comisión del
documento final
OCTUBRE 15, 2019 20:29REDACCIÓNSÍNODO DE LA
AMAZONÍA
(ZENIT – 15 oct. 2019).- El prefecto del Dicasterio Vaticano para las
Comunicación, Paolo Ruffini, anunció esta mañana los nombres de los cuatro
miembros para la Comisión encargada de redactar el documento final del Sínodo,
designados por el Papa. Son el cardenal Christoph Schönborn, el obispo Marcelo
Sánchez Sorondo, el arzobispo Edmundo Ponciano Valenzuela y el padre Rossano
Sala.
En la mañana del 15 de octubre de 2019, tuvo lugar la 11ª
Congregación general de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos sobre la
Amazonía, “nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, en
curso en el Vaticano hasta el 27 de octubre. Hoy participaron 180 padres
sinodales junto con el Papa Francisco.
Crear urgentemente una Organización episcopal permanente y
representativa, coordinada por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y por la
REPAM (Red Eclesial Panamazónica), para promover la sinodalidad en la
Amazonía: esta es una de las sugerencias que surgieron de la 11ª Congregación
general del Sínodo especial para la región.
Este organismo, integrado en el CELAM (Consejo Episcopal
Latinoamericano), debería contribuir a la realización de la fisonomía de la
Iglesia en la Amazonía, con vistas a una pastoral común más eficaz, concretando
también las indicaciones que el Papa Francisco quiera dar después del Sínodo, y
trabajando en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, en la
formación integral de los agentes pastorales y en la creación de seminarios
amazónicos.
Esta acción pastoral conjunta, elaborada sinodalmente por todas las
circunscripciones eclesiásticas panamazónicas, en relación orgánica con el
CELAM, servirá para afrontar problemas comunes, como la explotación del
territorio, la delincuencia, el narcotráfico, el tráfico de drogas y la
prostitución.
Observatorio para los derechos humanos
El Aula del Sínodo vuelve a mirar a los pueblos indígenas, centrándose
en los problemas derivados de la colonización, la migración interna y el avance
de los modelos económicos depredadores y colonialistas, que a menudo matan.
Esto provoca la expropiación y desalojo de las comunidades originarias de sus
territorios, que se ven obligadas a emigrar en contra de su voluntad.
Por el contrario, los pueblos indígenas en movilidad deben ser
entendidos en su peculiaridad a través de un cuidado pastoral específico, de
manera que sus derechos humanos y ambientales estén siempre garantizados, en
particular el derecho a ser consultados e informados antes de cualquier acción
en sus respectivos territorios.
En este sentido, se sugiere la creación de un observatorio permanente
para los derechos humanos y la protección de la Amazonía. El grito de la tierra
y de los pueblos amazónicos debe ser escuchado, se reafirma, dando voz sobre
todo a los jóvenes, porque se trata de una cuestión de justicia
intergeneracional.
Inculturación y educación
La cuestión de la inculturación es también central, un modo de ser para
la Iglesia que se abre a descubrir nuevos caminos en la rica diversidad de las
culturas amazónicas, para hacer de ella una Iglesia más discípula y hermana,
más que Maestra y Madre, en actitud de escucha, servicio, solidaridad, respeto,
justicia y reconciliación.
Vinculada al tema de la inculturación, retorna la educación de los
pueblos indígenas amazónicos, una educación que lamentablemente se caracteriza
por su mala calidad y fuerte precariedad. ¿Qué puede hacer entonces la Iglesia,
que es una de las instituciones más cualificadas y fuertes en el campo de la
formación?
Por ejemplo, las universidades católicas pueden optar preferentemente
por la educación de los pueblos indígenas, o generar estrategias de solidaridad
para apoyar económicamente a las universidades indígenas, como la Nopoki, en
Perú, para que se proteja el derecho a la identidad cultural y se salvaguarde
la sabiduría ancestral de los pueblos originarios de la Amazonía, en nombre del
diálogo y el intercambio de culturas, sensibilidades, lenguas y visiones.
Testimonio de los mártires
Los Padres sinodales reflexionan también sobre la violencia: la Amazonia
es como una mujer violada de la cual acoger el grito, se subraya en la Aula,
porque sólo así se puede despertar de nuevo la evangelización. En efecto, el
anuncio efectivo del Evangelio se realiza sólo en contacto con el dolor del
mundo que espera ser redimido por el amor de Cristo, gracias a una teología de
la vida.
Hay, por tanto, una fuerte referencia al valioso ejemplo de los mártires
misioneros de la región, como Monseñor Alejandro Labaka, la monja terciaria
capuchina Inés Arango, o la hermana Dorothy Stang, que dieron su vida en nombre
de la causa de los pueblos amazónicos indefensos y por la protección del
territorio. La obra misionera en la Amazonía debe ser más apoyada, se afirma en
el Aula, y por eso se reflexiona sobre la creación de un fondo financiero,
tanto nacional como internacional, para fortalecer la misión en la región,
especialmente para los costos de transporte y capacitación de los propios
misioneros.
El desafío ecuménico
Sin olvidar que el compromiso misionero debe realizarse también desde
una perspectiva ecuménica, porque una Iglesia misionera es también una Iglesia
ecuménica. Este desafío concierne también a la Amazonía: lejos de todo
proselitismo o colonialismo intra-cristiano, la evangelización cristiana es la
invitación libre, dirigida a la libertad de los demás, a entrar en comunicación
y a entablar un diálogo vital. Una evangelización atractiva será, por tanto, la
prueba de un ecumenismo creíble.
Otro punto de reflexión es la música, un lenguaje común comprensible
para todos que conduce a la reflexión sobre la comunicación de la fe: no debe
negar la doctrina -explican los Padres sinodales- sino hacerla comprender a
través de la sensibilidad humana. De esta manera, la Buena Nueva será atractiva
para todos, yendo hacia ese renacimiento de lo sagrado que se vive incluso en
las zonas más salvajes de la Amazonía.
La respuesta de la Eucaristía
Ante las difíciles situaciones que se viven en la Amazonía, importantes
respuestas provienen de la Eucaristía, por la que pasa la gracia de Dios, y de
un amplio ministerio, que comienza también con las mujeres, protagonistas
indiscutibles a la hora de transmitir el sentido radical de la vida. Tal vez
tengamos que preguntarnos -se pregunta el Aula- si no es el caso de
replantearse el ministerio. En efecto, muchas comunidades tienen dificultades
para celebrar la Eucaristía por falta de sacerdotes: se sugiere, por tanto,
modificar los criterios de selección y preparación de los ministros autorizados
para administrar este sacramento,
Ministerio femenino, según el ejemplo de la antigüedad
Se necesitan nuevos caminos hacia las tradiciones antiguas, afirman los
padres sinodales. De hecho, algunas intervenciones recuerdan las prácticas de
la antigüedad que veían a los ministerios vinculados a las mujeres, y se
reflexiona acerca de la posibilidad de restaurar ministerios análogos,
particularmente para el lectorado y el acolitado. Alguien más se ocupa de la
facultad de dispensar del celibato, para poder ordenar a “ministros” hombres
casados que, bajo la supervisión de un presbítero responsable, puedan ejercer
en comunidades eclesiales dispersas.
Al mismo tiempo, se propone la creación de un fondo para financiar la
formación de los laicos en los ámbitos bíblico, teológico y pastoral, para que
puedan contribuir cada vez mejor a la acción evangelizadora de la Iglesia.
Finalmente, en este contexto, se recuerda también la importancia de las
comunidades eclesiales de base y de la vida consagrada, que es profecía y envío
a las fronteras del mundo.
OCTUBRE 15, 2019 20:29SÍNODO DE LA
AMAZONÍA
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