Lectura
del santo evangelio según san Lucas 11,27-28
En aquel
tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó
la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te
criaron.»
Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»
Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Dichosos
los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen
En esta
fiesta de la Virgen del Pilar, las lecturas aluden a María en tres pasajes
distintos. En los Hechos de los Apóstoles, vemos a María, después de la
ascensión de Jesús al cielo, junto con los once apóstoles, reunidos en una casa
de Jerusalén: “Todos ellos se dedicaban a la oración en común”. Como el pueblo
cristiano siempre hemos exaltado a María, la Madre de Dios y nuestra Madre, y
la hemos subido al cielo muy pronto, se nos hace raro verla orar con los
apóstoles en estos momentos digamos de despedida de Jesús. A nosotros nos
corresponde copiar e imitar a María en su actitud de orar junto a los amigos de
Jesús. Nunca hemos de cansarnos, en las diversas circunstancias por las que
atraviese nuestra vida, de elevar nuestro corazón en unión con nuestros
hermanos a nuestro Padre Dios… el que siempre tiene sus oídos y su corazón
abiertos para nosotros.
Desde que
Jesús inició su vida pública, dedicándose a la predicación de la buena noticia
que nos traía, que solía acompañar con signos especiales, muchos de sus oyentes
quedaban prendados por Él. Su voz era distinta de las que habían oído hasta
entonces, lo que decía llegaba y llenaba del corazón de sus oyentes. En uno de
esos momentos, “mientras Jesús hablaba a las turbas”, una mujer, dejándose
llevar por la natural espontaneidad femenina, aludió a María y su gran suerte
de haber sido la madre de Jesús:“¡Dichoso el vientre que te llevó y los
pechos que te criaron!”. Los cristianos de todos los tiempos siempre hemos
reconocido “las obras grandes” con las que el Señor favoreció a María.
Empezando por el inigualable privilegio de su maternidad divina.
Ante la
alborozada exclamación de esta mujer en torno a María, Jesús repuso: “Mejor:
¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!”. Hay que repetir,
lo que ya sabemos. Estas palabras de Jesús no rebajan para nada la grandeza de
María, su madre. Porque nadie como María supo escuchar la palabra del Señor y
cumplirla. María estaba bien dispuesta para escuchar a Dios. De esta manera
pudo escuchar lo que Dios le pedía a través del ángel Gabriel. Y después del
susto y asombro inicial ante tan grandiosa propuesta “pero ¿cómo puede ser
esto?”, María aceptó la voluntad de Dios “He aquí la esclava del Señor.
Hágase en mi según tu voluntad”.
En esta
fiesta de María, en su advocación de la Virgen del Pilar, le podemos pedir que
copiemos y vivamos su actitud, que afine bien nuestro oídos para escuchar los
mensajes que Dios nos envía y que nos dé la fuerza suficiente para cumplir
siempre lo que nos proponga.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/12-10-2019/
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